El único partido que no tiene necesidad de someterse a cuarentena y evaluación por los resultados electorales es el Revolucionario Moderno (PRM) que ganó las elecciones en primera vuelta y también va a controlar el Congreso. Los demás deben ingresar a un confinamiento autocritico.
En el caso del PLD, aunque obtuvo un respetable 37% de la votación, debe ser intubado o asistido por respiración artificial hasta que recupere a plenitud la capacidad de sus pulmones, severamente diezmados por sucesivas crisis internas.
El PLD es la única fuerza política que cada cuatro años celebra un congreso, al estilo de instituciones partidarias de Europa, Cuba o Rusia, en los que se discuten programas políticos e ideológicos de largo alcance, pero no ha podido vencer males endémicos a su propia naturaleza.
La dirección política de ese partido será severamente cuestionada en el próximo congreso durante el cual rodarán muchas cabezas en los comités Político y Central, así como en las secretarías, además de que muchos “señoritos” no llegarán a romper su virginidad.
Al PLD le espera un terremoto similar al que sufrió el Partido Socialista Obrero Español cuando perdió las elecciones a manos del Partido Popular, cuyo revés no solo fue atribuido a cansancio de la población sino también a errores claves de su liderazgo. El PSOE retornó al Poder y hoy gobierna a España.
En cuanto al expresidente Leonel Fernandez, su futuro político inmediato parece depender de su capacidad para despojarse de responsabilidad por la derrota del PLD y también de poder mercadear su fórmula de acción política que interactúa entre el pensamiento de izquierda del PTD y la naturaleza conservadora de la FNP.
Resulta difícil, no digo que imposible, que el tres veces presidente de la República logre éxito en su necesario cortejo a las bases del PLD, sobre las que hoy se cumple el fatídico designio de que “se van”, porque el dolor radica en que dos generales se separaron en medio de la guerra, sin aparente motivos con raíces ideológicas.
El doctor Fernández puede exhibir mucha erudición, como el presidente Danilo Medina su gran capacidad de trabajo y habilidades estratégicas, pero la unidad que ambos líderes no promovieron para la victoria, la extrañan en el revés electoral.
En el 18 Brumario de Luis Bonaparte se lee la famosa expresión de Marx: “La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”. El tiempo dirá si lo que ha ocurrido puede catalogarse de tragedia o farsa.
Por lo pronto, lo aconsejable seria que el PLD ingrese en periodo de cuarentena o confinamiento, que su dirección convoque cuanto antes a su Noveno Congreso y, por supuesto, que rueden cabezas.
Por Orión Mejía