Después de la Revolución de Abril, los partidos experimentaron una especie de conexión o interdependencia con grandes movimientos o tendencias ideológicas mundiales liberales, conservadoras o de izquierda marxista, lo que debió traducirse consolidación de la educación política.
Hasta el Partido Reformista en el gobierno se fusionó con el Partido Revolucionario Social Cristiano y poder así inscribirse en la Internacional Democristiana, muy de moda en América Latina, a partir de los liderazgos de Chile y Venezuela.
La ruptura de Juan Bosch con el PRD se definió a partir de un artículo escrito en 1970 por el doctor José Francisco Pena Gómez en la revista Teoría y Acción, en el cual reseñaba las incidencias de un viaje suyo a Estados Unidos invitado por el Departamento de Estado.
En ese escrito, Pena Gómez destacó el buen trato que recibió de legisladores del Partido Demócrata, a quienes definió como “liberales de Washington”. Ese artículo terminaba así: “… y desde entonces comprendí que los liberales de Washington son mejores aliados de la Revolución Dominicana que Fidel Castro o Mao Tse Tung…”
Poco después de su dimisión del PRD para fundar al PLD, Bosch emprendió una gira política por Cuba, Vietnam, Camboya y China, por lo que el nuevo partido distribuyó un afiche de su líder junto a líderes de esas naciones, con la inscripción de “estos son nuestros amigos”.
Ese cartel respondía a otro difundido por el PRD en el que figuraba Peña Gómez con liberales de Washington y líderes de la Internacional Socialista, de la que llegó a ser vicepresidente a nivel mundial, lo que deja claro el contenido ideológico de la división del PRD, de 1973.
Aunque Peña Gómez y el PRD mantuvieron buenas relaciones con el Partido Demócrata, y en particular con el presidente Jimmy Carter, sus mejores nexos e influencias fueron con el liderazgo europeo, en las personas del alemán Billy Brandt, el italiano Benito Craxi y el español Felipe González, entre otros.
La izquierda dominicana fue en cierta medida esclava de derivados de la ideología marxista leninista, por lo que sus nexos se dividieron entre las influencias de la antigua Unión Soviética, China, Cuba y la diminuta Tirana, sin que ninguno de esos pensamientos ejercieran con los años influencia en el ejercicio del poder.
De Balaguer se entiende que quiso humanizar su régimen con el Cristo político de la Internacional Democristiana; Peña Gómez dio a conocer la democracia occidental y ganó relevancia política a nivel mundial, la izquierda se perdió en los laberintos de la ideología marxista.
Bosch construyó un partido, que gobernó por 20 años con más aciertos que desaciertos, pero tiene la desgracia de padecer la enfermedad de la división que antes inhabilitó al PRD de Pena Gómez y al PRSC, de Balaguer.
Por Orión Mejía