El director de Presupuesto despejó algo de la densa humareda que levantó un documento apócrifo puesto a circular con tenebrosas propuestas de impuestos que contendría una Reforma Fiscal, aunque prevalece la duda de que ese propósito pueda materializarse antes de que concluya el año.
Durante un encuentro con periodistas y editores, José Rijo Presbot, dijo que será el presidente Luis Abinader quien presentará ese proyecto, sobre el cual dijo que “está muy madurado” y su contenido responde a la Estrategia Nacional de Desarrollo.
Es ahora cuando se sabe que el déficit fiscal proyectado en el Presupuesto General del Estado 2022 es de 4.4% en proporción al Producto Interno Bruto (PIB) y no de un 3%, aunque a esa cifra se debe llegar para evitar que las agencias calificadoras degraden el nivel de seguridad crediticia de República Dominicana.
Ese solo dato ofrecido por el director de Presupuesto indica que el Gobierno intentará que ese proyecto de reforma fiscal se discuta, se convierta en ley en menos de lo que pestaña un pollo, para poder enviar una adenda al Congreso con los recursos que generaría ese paquetazo inserto en el Presupuesto 2022.
La reforma fiscal ha pasado de proyecto necesario a imprescindible, tanto para garantizar estabilidad económica y financiera como para evitar que la calificación de riesgo- país sea degradada, lo que provocaría una metástasis en la economía por el lado de la sostenibilidad de la deuda.
Aunque Rijo ha dicho que la propuesta que presentara el Presidente no es la misma sombra tenebrosa que circula en el fatídico documento de 94 páginas, prevalece el temor de que el macetazo se estrelle contra la cabeza de la clase media, como ha sido siempre y por los siglos de los siglos.
Para que se tenga una idea sobre la rigidez del Presupuesto planteado, se señala que el monto estimado de RD$1 billón, 155,000 millones, el 83% estaría comprometido en solo seis leyes, por lo que para cumplir con la meta de 3% de déficit, el gobierno proyecta vender activos y reducir gastos.
En las reseñas de prensa sobre el encuentro con el director de Presupuesto no se resalta el monto en términos absolutos y la proporción al PIB que recaudaría la innominada reforma fiscal, un motivo más de angustia para la clase media y los sectores populares.
El licenciado Rijo tiene razón al señalar que a ningún sector de la población o la economía le agrada que le apliquen impuestos, pero debería saber que casi siempre los platos rotos por ejercicio gubernamentales de inequidad, privilegio o exclusión los paga la clase media y los sectores de menores ingresos.
Por Orión Mejía (orion_mejia@hotmail.com)