Todos los candidatos a la presidencia concentran sus ofertas en el bienestar de los pobres, mientras a los pobres ricos nunca les ofertan nada. La razón es muy sencilla, los pobres son muchos y los ricos pocos y en las urnas el voto no es cualificado sino cuantificado.
De los procesos electorales que he tenido conciencia, no recuerdo una campaña de más ofrecimientos y promesas que la del 2020 del PRM con Luis Abinader a la cabeza; no voy a negar que sentía una sensación de impotencia al ver como tanta gente compró la promesa de cambio que se veía a distancia demagógica y engañifa.
Es digno de estudio ver como una gran mayoría de la minoría de ricos se puso de acuerdo para cambiar la vida de los pobres y éstos gozando de lo lindo creyendo el mar de promesas.
Llegó el día esperado, y los pobres se preparaban para recibir al fin la solución a todos sus males, el gobierno del cambio comienza a actuar y los pobres ricos a quienes no se les prometió nada comienzan a ver los frutos del cambio, desaparecida la marcha verde, además de la plaza de la bandera y los influencers disgustados, el cambio de los pobres se lo comienzan a enviar diariamente por las redes sociales, la radio, la televisión y los periódicos.
Es por eso, que los diferentes estudios de opinión reflejaban que la población entendía que era cuestión de tiempo y mantenía la esperanza. Al pasar los días el rostro de la gente ha cambiado y ya no espera cambio, el único cambio que quiere la mayoría es que le pongan los precios de los alimentos, la gasolina, los pasajes y las medicinas, al precio que usted los encontró.
Que le devuelvan la calidad en los servicios del 911, que se ponga la atención que tenía el campo antes de que usted llegara, que se devuelvan las ayudas sociales, que cese la reprensión, que la seguridad no sean palabras.
En fin, presidente el pobre ya no quiere mucho de usted, el pobre con que no lo jodan ya es suficiente y si usted cree que es mucho pedir, deje que vuelvan quienes ustedes, con los mismos medios usados para anestesiar a la gente, lo pusieron en un paredón moral del cual no encuentran como bajarlo.
Por Charlie Núñez