En estos tiempos tan modernos, cuando todo se resuelve con un equipo de computadora, donde hasta los niños más pequeñitos saben accionar celulares y tablets, resulta increíble que todavía existan personas analfabetas.
Se denomina de esa forma a aquellos seres que no saben leer, ni escribir. Me ocasiona mucha tristeza tener que expresarme así, pero para mí, es como si no hubiesen nacido.
Precisamente hoy recordé una comedia mexicana, que, en el año 1961, protagonizara el incomparable Mario Moreno (Cantinflas).
El argumento se refería a un obrero muy honesto, quien recibió un documento donde se le informaba haber heredado de su padrino, la suma de 2,000,000 de pesos, los cuales recibiría con solo llevar su fe de bautismo, pero resulta que este era totalmente analfabeto.
En la película se desarrollan una cantidad de episodios interesantes, pero la conclusión, es que el personaje, avergonzado, decidió que leería el documento cuando aprendiera a leer. Tras muchos percances, todo terminó de manera feliz y positiva.
Mi cerebro trabajó mucho pensando en ello, debido a que conozco a alguien muy cercano, a quien se le presentó una situación muy desagradable con una compañía de servicios, la cual le suspendió el mismo, alegando una cantidad de dinero, que comparada con los ingresos que el devenga, es cuantiosa.
La conclusión de la historia es desastrosa, el joven, no fue acompañado de nadie, no conoce ninguna letra que contuviera algún documento que le mostraran, no sabe lo que es un acuerdo de pago, y se vio precisado a aceptar, todas las condiciones en su contra que la compañía suplidora le cargó como le dio su gana.
Me da gran pena, por la fiereza con la con la que ese joven quiere ocultar que, como decía mi difunta madre: Quizás conozca la O, porque es redonda. ¡Qué pena!
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica