Hace unos días, pensando obtener una respuesta diferente, le pregunté a mi hija: ¿A partir de qué edad se considera que una persona es anciana? Ella, sin poder contener la risa, me dijo que hace mucho que yo lo era.
Algo incrédula, me puse a investigar, y tal parece que la ancianidad comienza, precisamente, en el momento en que los seres humanos empezamos a sentir una serie de achaques, los cuales nos avisan estar llegando a los 65 años; edad que representa el promedio de la población mundial calificada para entrar en esa etapa.
Les juro que me consideraba “entrada en años”, pues, como me siento tan activa y llena de vida, entendía que me faltaban, como mínimo, unos 30 años más para llegar a ser anciana.
Durante mi investigación, leí que los síntomas de la vejez aparecen más temprano en unas personas que en otras, y que algunos de estos son: La pérdida de audición, pérdida de pelo, y las lesiones por caídas.
Es importante resaltar la influencia del factor cultural, ya que, por ejemplo, una persona nacida en Papúa Nueva Guinea, de 45 años, se puede sentir tan vieja como alguien de 75, nacida en Francia o Singapur.
Privando en Sherlock Holmes, consulté nuestra Ley No. 352-98, sobre Protección de la Persona Envejeciente y en la misma no aparece la palabra anciano.
Viejo, anciano, envejeciente, o lo que sea, lo importante es mantener las ganas de vivir.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica