Frente a todo lo que ha ocasionado el COVID-19 a nivel mundial, obligándonos a vivir día a día los cambios que el mundo y las personas de manera individual hemos tenido que acatar para sobrevivir (unos más que otros, ya que en la mayoría de los barrios populares, se vive en un eterno “party”…), me considero una persona bendecida, pues a pesar de mi edad, me siento bien, inteligente, activa, segura y confiada.
A pesar de todas las cosas malas que nos han pasado, quizás las mismas me hayan llevado a reflexionar sobre la importancia de realizar aquellas cosas que son de nuestro agrado, y quizás por dejadez, falta de motivación o tacañería, nos privamos de esos detalles que nos proporcionan felicidad.
Hace algunos años, producto de algo que debí hacer y no hice, después de un análisis muy personal, llegué a la conclusión de que no le iba a negar ni a mi cuerpo, ni a mi espíritu, nada que me proporcionara felicidad, y que el dinero, trabajado con el sudor de mi frente, me permitiera.
Producto de esa oportuna decisión, hoy puedo reírme a solas cuando me acuerdo de algunos conciertos a los cuales fui, en ocasiones sola, por ejemplo: Air Supply, Ednita Nazario, Luis Fonsi, Chayanne, Sin Banderas, etc.
Fui a todas las obras de teatro y espectáculos que fueran de mi agrado. Antes de la pandemia viví emociones, las cuales me hacen recordar, un estribillo de la canción Makarena:
“Dale a tu cuerpo alegría Macarena
que tu cuerpo es pa’ darle alegría y cosa buena.
Dale a tu cuerpo alegría Macarena.
Eh, Macarena.”
Hoy solo quedan recuerdos de las cosas hermosas que viví, y que al momento en que vienen a mi mente, pienso en un pedacito de esta canción de Charles Aznavour, llamada “Viví”:
“Cuando tome en solitario
El camino hacia Dios
Y que cierre el calendario que él me dio
He de hacerle el inventario
De mi vida por aquí
Le diré si es necesario que viví”.
Una invitación especial: Vivir, en todo el sentido de la palabra, tratando de realizar todos aquellos sueños que nuestra situación nos permite. Realizar cosas que al recordarlas, nos llenen de alegría.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica