Son el estilo de gobiernos “democráticos” que tenemos y la mentalidad de nuestros empresarios, con relación a la población más pobre y clase media, los cuales representan cerca del 70 por ciento de la población dominicana.
Este 70 por ciento o más de la población, sólo recibe migajas del presupuesto de los gobiernos locales, como del gobierno central, del Producto Interno Bruto del país, de sus instituciones públicas y de las empresas privadas que explotan a sus empleados con la indiferencia del Ministerio de Trabajo.
Sin servicio estable de agua potable y energía, con salarios de hambre y represión policial y militar, si intentan protestar por esos derechos. Mientras los políticos de los gobiernos de turnos y la clase empresarial viven en la opulencia, el lujo y el despilfarro.
Tanto los gobiernos como los empresarios privados, que son los que más se benefician de los gobiernos, deberían aunar esfuerzos, en lugar de reprimir y explotar a la población, trabajar unidos para dar respuestas a la deuda social atrasada que padece gran parte de la población.
Por el contrario, siguen expoliando, sobre todo a la clase media que, en muchas ocasiones, para poder tener un servicio estable de energía, tiene que comprar plantas eléctricas, baterías o inversores y para tener agua, comprarlas a camioneros que operan con la complicidad e impunidad de funcionarios de la CAASD.
Sólo una mentalidad alcaica, feudalista y vasalla como la clase política y empresarial nuestra, se prestan para seguir manteniendo en la ignominia a gran parte de su población, sin un servicio estable de agua potable y energía en pleno siglo 21.
Sólo una intención adrede y maliciosa explica, en este tiempo de tecnologías e ingenierías avanzadas, en un paisito como el nuestro de 48 mil kilómetros cuadrados, ricos en ríos y fuente de agua, rico en sol y vientos, su población carezca de un servicio estable de energía y agua potable.
Evidentemente lo hacen con conocimiento de causa, promueven por un lado dadivas y “ayudas sociales”, miles de millones de pesos, que hacen más vulnerables a las personas y por otro reprimen a estas mismas personas cuando protestan porque no tienen calles, agua potable o electricidad.
Trabajar con ahínco y esfuerzo para el desarrollo y beneficio social y laboral de todos de hecho, les convendría a los empresarios y a los gobiernos, de inicio no tendrían que invertir tantos millones de dólares en municiones, bombas lacrimógenas o pertrechos militares.
La codicia de los empresarios, la indiferencia y crueldad de los gobernantes y las instituciones, que viven de espalda a la población, constituyen un caldo de cultivo para la explosión social y los niveles de delincuencia que, de no darles respuestas a sus causas de origen, continuarán creciendo…
Por Ebert Gómez Guillermo