Recientemente llegó a mis manos una fábula sumamente interesante, en la misma se hace referencia a la manera incansable en que los seres humanos buscamos la felicidad.
Algunos la buscan en las cosas materiales, otros, se pierden en el camino, pensando que la encontrarán refugiándose en los vicios o en el sexo desenfrenado.
En algunas ocasiones me he sorprendido a mí misma, afirmando que la felicidad no existe, que si así fuera, tuviera forma física y pudiera ser adquirida por cualquier persona que dispusiera de los recursos necesarios para comprarla.
Luego me digo: ¡Mentiras Epifania!, tú sí que sabes en cuál rinconcito está ella, por eso disfrutas todo lo positivo que tiene cada día. Por eso, ¡muchas personas quieren compartir contigo tus momentos de locuras!
Luego de leer el mensaje de esa fábula, entendí que solo los seres humanos que han descubierto el tesoro que poseen en su interior, son capaces de sonreírle a la vida, aún en medio de las vicisitudes, no permiten que su niño interior crezca y se ponga viejo, disfrutan la alegría de vivir.
Ojalá que todos pudiéramos mirarnos hacia adentro, es muy seguro que dejaríamos de postergar algunas cosas, pensando que eso nos va a hacer felices. Es muy posible que cifremos nuestra dicha en tratar de lograr cosas que son imposibles… Investiguemos si hay alguna lupa especial que nos permita vernos hacia dentro, y podamos descubrir el tamaño de la felicidad que escondemos, saquémosla a flote y disfrutaremos el hoy y el ahora.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica