El gobierno está actuando de manera errática. Muestra muchos logros y avances, luego se queja y termina echando muchas culpas, que si bien no son solo suyas es su obligación resolver. Sin embargo, parece cruzarse de brazos al creer que con decir “yo no fui” se puede dirigir un país.
Con el “canta-lloreo” ya han pasado exactamente dos meses y así van las cosas:
Casi nos meten nuevos impuestos, y nos salvó la Barrick Gold. Aunque no nos explicaron en qué consistió el acuerdo, la minera ya avanzó 47 millones de dólares de los 95 acordados con el Gobierno.
Eso, aunado a los 342 millones de dólares que anunció el ministro de Hacienda que los bancos nacionales avanzaron del pago de sus impuestos del 2021, suman US$484 millones. Total que, al parecer, no alcanza para pagar los 60 mil millones que necesita el gobierno para cancelar empleados que no rinden ninguna labor, según aseguró Presbot.
Y hablando de Presupuesto y Hacienda, parece que ni Jochi Vicente ni José Rijo Presbot, dentro de sus estrategias económicas han considerado bajar los altos salarios de sus funcionarios. Ya que, sin hacerlo, dentro de sus logros reportan una reducción de gastos por al menos 46,400 millones de pesos, ¿cuánto más reducirán si le bajamos el sueldo al gobernador del Banco Central y el Superintendente de Salud? Esto por solo mencionar dos casos indignantes de sueldo exorbitantes.
El Superintendente de Salud aclaró que no fue él que se subió el sueldo a 600 mil pesos, sino que así lo encontró de la gestión anterior. Pero no se lo bajó, sino que los transparentó, para que el país supiera en una sola nómina cuánto devengaba (en plena crisis económica y sanitaria).
Entre tanto, el salario del gobernador del Banco Central aumenta con la inflación. Según su reciente declaración jurada de bienes, reportó devengar un salario bruto 1 millón 963, 725 pesos, es decir, 14.75 por ciento más que su salario de 1,673,882 declarado en 2018, para una diferencia de 289,843 pesos. Eso también se produjo en la gestión anterior.
Y por si esto fuera poco, Faridel Raful ya no escucha las voces que como la de ella, en su momento, le piden: renuncie al “barrilito”. Mientras era diputada lo condenaba, ahora que es senadora (y le toca) quiere hacernos entender que ya esa no es la mejor solución. Ahhh… ¿y cómo es que no nos dimos cuenta antes?
La senadora del Distrito Nacional jura y perjura que no se embolsilló el RD$1, 059,000.00 que en el mes de septiembre recibió por su circunscripción. En cambio, asegura haber encontrado la mejor justificación: “redirigirlo” a una Oficina de Asesoría Legislativa de su propia senaduría. ¡Qué circo! Los recursos son para una oficina que ella misma controla, para “asesorías” que solo ella dispone.
En fin, aún le restan 30 días para cumplir los 100 primeros días de gobierno y ya el PLD comenzó hacer oposición. Todo gracias a que el gobierno, si bien no le tiembla el pulso para acusarlos mediáticamente, sigue tambaleando para someter a la justicia a los principales desfalcadores del erario. Muchos menos terminar de encarcelar a los de Odebrecth.
Los abogados de los implicados en el caso de Odebrecth-RD han hecho y deshecho con el juicio. Entre reenvío y reenvío, no se ha dado apertura a conocer el fondo, llegó antes a la sala de audiencia el coronavirus. De los ocho abogados ya hay uno cogido, faltan 7, más los ayudantes de cada uno, más cada uno de los acusados, sin contar el Ministerio Público ni los auxiliares de justicia.
Quiero creer que por ser estos dos meses muy poco tiempo, es que aún estamos en un limbo de borrón y cuenta nueva. Pues, insisto, no hay un solo sometido por delitos de corrupción, ni de la pasada ni de la actual gestión. (Ya de Kimberly hablé en el pasado artículo: El Cambio debe empezar por Casa).
Parece que, los asesores del presidente no le han informado que ninguna justificación, basada en el “yo no fui”, va a convencer de que está haciendo un buen gobierno a los 10 mil empleados suspendidos sin Fase I ni II, sin Quédate en Casa, sin Pa’ ti ni Pa mí, ni Prosoli. Mucho menos al millar de la base a los que no se les toma ni la llamada, luego de haber chupado agua, sol y serenos, por años, en campaña.
Deberían recomendarle que, en lugar de dedicarse a ser relacionador público, ni siquiera de su gestión, sino de las aspiraciones de David Collado para el 2024, tome de una vez y por todas las riendas de esta nación. De lo contrario, sepultará para siempre la posibilidad de que su partido vuelva gobernar. Pues, al ratificar que no dan la talla, estarán condenados a ser oposición mientras vida tenga esa organización y sus dirigentes; porque es que si hay algo que ha demostrado saber hacer el PRM es oposición, incluso si eso implica oponerse a ellos mismos.
Por Alfonso Paulino Benoit
*El autor es periodista, comentarista e influencer político.