Millones de ciudadanos dominicanos estamos a la espera del banderazo de inicio oficial de la búsqueda de la reelección presidencial del actual inquilino de la casa marrón grande de la doctor Delgado para un nuevo periodo de cuatro años más y así completar lo que la Constitución actual le permite.
Son numerosos los movimientos que han surgido promoviendo tales aprestos políticos, en el entendido de la potencialidad que posee el primer mandatario, Luis Abinader, para optar por un nuevo periodo, potencialidad esta que se fundamenta en la forma inédita de ejercer el poder que él ha puesto en ejecución durante estos 30 meses.
La situación es que ningún presidente de los que registra la historia republicana nuestra ha ejercido su mandato con tanta entrega y dedicación, sin ánimo de lucro, con el interés supremo de mejorar sustancialmente la calidad de vida de sus conciudadanos, con el deseo de que el país se enrumbe por los mejores caminos.
Si nos preguntaran, diríamos que en este caso somos reeleccionista desde antes de ganar porque vislumbramos, primero, que ganaría las elecciones y segundo que haría un gobierno apegado a lo ético, que conduciría el tren gubernamental como todo un buen maestro, extrapolando los éxitos empresariales de su familia al ejercicio de la primera magistratura.
Claro está, él no lo ha dicho y la dejado entrever con ciertas dudas, pero, (el famoso pero dominicano), a pesar de los alegatos familiar, económico, social, político y circunstanciales que pueda esgrimir en su defensa para no optar por la búsqueda de la repostulación que prácticamente es automática por el consenso ampliamente mayoritario existente a lo interno del PRM, el tocayo tiene un gran compromiso de aceptar presentarse a la contienda electoral del 2024 para que complete su obra y deje iniciado el despegue definitivo de la nación dominicana al estrellato.
El compañero presidente tiene un responsabilidad en el sentido amplio de la palabra con el pueblo dominicano, y nos vamos más lejos, tiene un compromiso con la memoria histórica del doctor José Francisco Peña Gómez, quien donde quiera que se encuentre debe estar gozoso de su ejecutoria, y, además, un compromiso ineludible con preservar el ejemplo diáfano de su progenitor, doctor José Rafael Abinader, poniendo en práctica las buenas acciones gubernamentales que este soñó realizar.
En conclusión, compañero presidente, levante sus potentes brazos y dé el banderazo de salida, le reitero que somos millones de dominicanos en el país y en el extranjero que estamos calentando el brazo para cuando usted diga, si voy, realizar el trabajo que se debe hacer para que continúe la magistral obra de gobierno que viene desarrollando.
Tocayo, usted tiene un gran compromiso, no rechace seguir construyendo el cambio, usted es realmente el presidente que necesitábamos.
Por Luis Aníbal Medrano S. (luisanibal.medrano@gmail.com)
*El autor es periodista, municipalista y político