Se plantea dilema de si se debe afrontar la progresiva descomposición que padece el núcleo familiar o embarcarse a resolver las falencias que padece el sistema educativo nacional, porque se piensa que el mal está en la sociedad y no en la escuela.
Hay una correspondencia biunívoca entre sociedad y comunidad educativa, lo que quiere decir que padecen de la misma enfermedad que degrada sus elementos vitales, aunque también puede decirse que si se daña el conjunto también se deteriora cada una de sus pates.
Es difícil establecer como regla abordar primero los problemas de la sociedad, que sería lo general, y luego los del sistema educativo, que sería lo particular, porque no debe soslayarse que ambos elementos se realimentan entre sí, tanto en la fortaleza como en la debilidad.
La escuela sufre hoy uno de sus peores momentos, en lo referido a la calidad educativa, como por la violencia que afecta al entorno estudiantil y el penoso desempeño escolar, pese a que se aplica le ley que asigna el 4% del PIB a la educación.
Se admite que los males señalados también se reflejan en la sociedad global, pero no se ha podido determinar si lo conveniente ahora sería blindar a la comunidad educativa o si resulta mejor procurar cambios estructurales en el ámbito social que se reflejen en la educación.
No se niega que la escuela avanza y se fortalece en la medida que crecen y se consolidan los indicadores económicos, pero también es preciso resaltar que, en sociedades del primer mundo, como Estados Unidos, el sistema educativo está en crisis.
El estrambótico operativo montado por el Ministerio Público para desmantelar enclaves criminales relacionados con narcotráfico, sicariato, extorsión y lavado de dinero que operan desde las cárceles, representa una ominosa señal de que la sociedad marcha en desbandada, en términos de delincuencia y criminalidad.
Dos informes de propias autoridades, revelan que el desempeño escolar ha sido poco más que desastroso y que en el Año Lectivo por terminar se reportaron más de 20 mil actos de violencia que involucraron a estudiantes, además de casos de alumnos muertos a golpes, por violación sexual o suicidio, lo que indica que como marcha la sociedad marcha la escuela, o al revés.
La sociedad está muy lacerada, con órganos vitales gangrenados, por lo que para rehabilitarla se requiere de una cirugía de largo alcance, que debería comenzar con el sistema educativo para extirparle la metástasis de un cáncer que se genera en el tuétano social.
Por Orión Mejía