Las últimas victorias electorales producidas en las elecciones celebradas, en Inglaterra y Francia, son un importante avance para la región europea que se ha visto amenazada en los últimos años por triunfos generalizados de una extrema derecha populista que han convertido a este sector, en una fuerza política relevante, en los parlamentos europeos como los casos de la Agrupación Nacional de Francia, Alternativa para Alemania, o el Vox Español entre otros.
Los representantes de estos sectores han obtenido importantes avances electorales en países como Francia, Italia, Austria, Hungría, Alemania, Polonia, Países Bajos, en los cuales donde no han quedado en primer lugar han quedado en la segunda posición, así como en las elecciones del Parlamento Europeo donde el conservador Partido Popular Europeo obtuvo 186 escaños de los 720 que lo componen frente a 135 que lograron los socialdemócratas, lo que ha sido posible por los resultados obtenidos tanto en Francia como Alemania que son las naciones con más representantes.
Las fuerzas de las derechas europeas se han estado aprovechando de las debilidades de las fuerzas progresistas y de un sistema democrático que no garantiza la solución de los problemas de la gente esto esta representando un cambio en el equilibrio de poder , en muchos parlamentos y estados miembros de la Unión Europea, que hoy en día tienen el desafío de detener la probable consolidación de estas fuerzas retrogradas que no creen en el sistema democrático y estimulan la existencia de un estado autoritario.
Este desafío en los próximos meses deberá dirigirse a cuestiones fundamentales y temas claves como la inmigración, la transición energética, el pacto verde, el debate del apoyo a Ucrania, las relaciones con Rusia, las grandes políticas económicas y monetarias de la UE y las críticas de esos sectores conservadores a la propia integración de la Unión Europea, este panorama obliga a grandes maniobras políticas y futuras recomposiciones de las diferentes fuerzas políticas de esa región del mundo.
De ahí lo importante que a sido para el continente europeo y para las fuerzas progresistas del viejo continente, el triunfo electoral del Partido Laborista Inglés y del Nuevo Frente Popular Frances, así como los éxitos logrados por los frentes progresistas en países nórdicos como Dinamarca, Suecia y Finlandia, cuyas organizaciones políticas tuvieron un triunfo electoral, contra el extremismo derechista, que le ha puesto un alto a esas fuerzas políticas conservadoras en esos países.
El Partido Laborista Ingles logró una aplastante victoria en las elecciones parlamentarias inglesas del pasado 4 de julio, contra el partido Conservador, al obtener 412 escaños frente a 121 del partido gobernante conocido como los tories, el cual es su peor resultado en la historia moderna, por su lado el partido laborista, retorna al poder después de 14 años de gobiernos conservadores, superando la mayoría necesaria en la cámara de los comunes (326) para gobernar en solitario.
En Francia la coalición de Izquierdas Nuevo Frente Popular, conformada por Socialistas, Comunistas, Ecologistas , La Francia Insumisa y otras fuerzas progresistas, obtuvo una gran victoria al ocupar el primer lugar en la 2da. Vuelta de las elecciones francesas lo cual fue celebrado por el presidente Brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, resaltando el triunfo contra el extremismo, la madurez de las fuerzas políticas y el freno impuesto por la izquierda a la extrema derecha en las elecciones legislativas Francesas.
Los partidos del Nuevo Frente Popular a pesar de tener algunas diferencias ideológicas y de enfoque, decidieron formar un bloque monolítico, para luchar unidos, para mantener a la derecha fuera del gobierno y revertir el triunfo que esta había alcanzado en la primera vuelta donde quedo en primer lugar, logrando en la 2da. vuelta pasar al primer lugar, las fuerzas oficialistas al 2do. Puesto y la derecha agrupada en el Reagrupamiento Nacional (RN) y sus aliados paso a ocupar el 3er. Puesto.
En estas adelantadas elecciones parlamentarias francesas convocadas por el presidente francés Macron al disolver la asamblea nacional, se produjo un cambio brusco en la correlación de fuerzas en el parlamento francés, ya que el Nuevo Frente Popular obtuvo como fuerza vencedora 182 escaños, el partido del presidente Macron 168 y el Reagrupamiento Nacional 143 escaños con lo que quedo demostrado que la mayoría del pueblo francés no quiere a la derecha en el poder, porque se opone a sus ideas y porque tiene el temor de la inestabilidad y la incertidumbre que se crearía si este sector político llega al poder.
Las fuerzas de Izquierda y progresistas de Francia se movilizaron e hicieron creíble ante los ciudadanos franceses sus políticas y la necesidad de poner un alto a la ultra derecha, prometiendo derogar las reformas de pensiones e inmigración aprobadas por el gobierno actual, crear una agencia de rescate para inmigrantes indocumentados y facilitar las solicitudes de visa, poniendo límites al precio de productos básicos para combatir la crisis del costo de vida y aumentar el salario mínimo, e impulsar la energía verde.
Las dramáticas e impactantes derrotas de las fuerzas conservadoras en Inglaterra, Francia y algunos países nórdicos, presentan una ligera luz en el oscuro panorama que presenta el viejo continente, donde un gran número de países son gobernados por la derecha en algunos casos extremista lo que constituye una amenaza real al sistema democrático, lo que hace necesario que las fuerzas progresistas de izquierda sigan acumulando fuerzas, que las impulsen a lograr paulatinamente reformas reales, que les facilite su ascenso a los gobiernos locales, las legislaturas nacionales y los gobiernos nacionales.
Las fuerzas progresistas europeas tienen la suficiente madurez y experiencia política para seguir el camino de Francia e Inglaterra y de países nórdicos como Finlandia, Dinamarca y Suecia, donde los frentes progresistas han ganado terreno derrotando decididamente a las fuerzas de derecha luchando en común por la justicia social, la democracia, el respeto a los derechos humanos, contra la política neoliberal y por una Europa en que las personas puedan vivir en paz y dignidad.
Por Luis Fernández
El autor es político y comunicador