Abusar del semejante, el fuerte en contra del débil, del que tiene arma en contra del desarmado, del indefenso por aquel que está llamado a defenderlo. Abusos y excesos de una Institución policial que, constantemente comete abusos y exabruptos en contra de ciudadanos esposados y aún sometidos dentro de los cuarteles que pierden la vida.
Detenciones arbitrarias de personas que, a todas luces, andan trabajando, buscando el sustento para sus familias de manera honesta. Detienen al delivery, al obrero, al vendedor ambulante, al motoconcho, mientras se hacen de la vista ciega con el delincuente, con el ladrón y el narco.
Abusos de las empresas de distribución de energía eléctrica, (LAS EDES), abusos de las aseguradoras de salud (LAS ARS), abusos de las asociaciones de fondos de pensiones (LAS AFP). Los abusos Presidente Aibnader no son buenos.
Usted Presidente, dice una cosa y quienes dirigen muchas de las instituciones de su gobierno hacen otra. No es bueno, en las actuales coyunturas, ignorar esas realidades. Como representante del Estado Dominicano está en la obligación de mediar y procurar el equilibrio, sobre todo de las instituciones llamadas a servir y en cambio abusan del ciudadano.
A los dominicanos de a pie y clase media son constantemente reprimidos, siempre. La desigualdad es evidente, las injusticias también. La población paga muchos impuestos, pero no son devueltos en bienes y servicios.
A estas alturas de avance del turismo y las zonas franca, existen muchos sectores sin energía eléctrica ni agua potable. Unos pocos viven en un paraíso mientras las mayorías viven un constante infierno, la desigualdad es abismal.
La avaricia, el engaño y la traición parecen ser permanente en contra de los más desposeídos. Instituciones del Estado en lugar de servir engañan y abusan, no existe justicia ni aceptan reclamos.
Tampoco se puede protestar, aunque este garantizado en la Constitución. No se puede reclamar ni exigir por el derecho a vivir con dignidad. En un país con tantas riquezas, con mucho oro, con tantas divisas del turismo, con tanta agricultura y en esta media isla hay ciudadanos que se acuestan sin comer.
“Las injusticias aliadas con la pobreza, conducen a las personas a un callejón sin salida”. La indiferencia es inaceptable, la indignación inevitable. Es imposible no indignarse, ante tanta inequidad, ante tantos abusos.
Su obligación y deber, señor Presidente es mediar, es actuar como ente de equilibrio, ser arbitro entre los que poseen todo y todos los que no poseen nada. Para que haya educación, comida y techo para las familias dominicanas.
Señor Presidente, no ignore este y tantos reclamos que, en todos los rincones de esta media isla, se manifiestan a diario. No ignore tanto dolor, no ignore tanto rabia e impotencia por tantas injusticias y abusos, ese es el cambio que quiere la gente.
Por Ebert Gómez Guillermo