Esos artistas enclaustrados

En mi artículo anterior Esos Muchachitos, enumeré los problemas principales que causan la deserción familiar de los jóvenes de nuestra América Latina hacia mundos desconocidos, para de repente, reaparecer en antros de perversión.

El tema es digno de tratarse como artículo de fondo, cuyo vector final sería inspirar a la sociedad decadente, en la lucha contra los flagelos que la azotan y que en muchas ocasiones, se transforman en unos boomerangs contra quienes los propician.

En todas las ciudades de Latinoamérica ha existido, de antaño, parques públicos con una glorieta en su centro, donde se hacían actividades culturales, como exposiciones de los frescos de los artistas plásticos locales, exposiciones fotográficas alegóricas a episodios de la historia, de sus batallas militares, de sus poetas y escritores y también se hacían retretas (conciertos de la Banda de Música Municipal o Militar).  

Aún hay pueblos que guardan la tradición de hacer retretas y otras actividades culturales. En Barquisimeto, en el Estado Lara, Venezuela, el tamunango todavía mantiene su activismo. Es una especie de danza folklórica rica en coreografía y representa un pilar de tres culturas: La vernácula, la europea, la africana y la mezcla de ambas: La cultura latinoamericana.

Otra de las celebraciones locales es la que se organiza para la honra de la Virgen de la Chiquinquirá o Virgen de La Chinita, cuyas actividades comienzan a partir del 18 de noviembre de cada año, dentro de la celebración de la Patrona del estado Zulia, Venezuela, que se realizan dentro del entorno de la Plaza Bolívar de Maracaibo, en plena zona colonial, donde se encuentra la Basílica de la Chiquinquirá. Aún con las restricciones económicas producto de la pugna política en ése país, todavía se realizan de manera constante.

En Barranquilla, Colombia, el festival de la cultura, es decir, el carnaval, se inicia en febrero hasta marzo, una experiencia que yo, el autor de éste artículo, he vivido y he visto el colorido y el folklor colombiano en su máxima esencia. En Barranquilla usted puede visitar La Casa del Carnaval, ubicada en la calle 54, No. 49B-39, Barranquilla. Hay que ir a verlo.

Debemos potenciar la administración de nuestros presupuestos municipales, al incentivo de las diversidades culturales que en su esencia histórica, no atenten contra la formación e emancipación de la soberanía de la nuestros municipios, en toda América Latina.

Así, desde tiempos que nos es posible investigar, hemos descubierto que, de manera irreversible, en la mayoría de naciones, como son Bolivia, Ecuador, Venezuela, Colombia, Paraguay, Uruguay, Argentina, Cuba, Panamá, y en Estados Unidos: Pensilvania, nueva York, Nueva Jersey, Rhode Island y Reading, Florida,  en España, Madrid, en todos esos lugares de la geografía mundial, todavía existen instituciones que programan y ejecutan planes culturales para mantener vivas sus manifestaciones culturales, muchas veces ancestrales.

Las celebraciones de la virgen de Sabana de la Mar, en el Este de la República Dominicana, donde aflora el culto a Elupina Cordero, consagrada Virgen el 1° de diciembre de 1892,  y venerada como Santa Elupina, fue por su dedicación al bien de los enfermos y a quien se le considera haber curado enfermos y heridos. Es la primera Santa dominicana, pero el Vaticano nunca lo ha querido reconocer, debido, supuestamente, a subterfugios raciales relacionados con la estirpe nacional de la República Dominicana.

Santa Elupina Cordero, de República Dominicana, es una de las pocas Santas no canonizadas del mundo, con sobrados meritos. Las Fiestas Patronales de Sabana de la Mar, al este de Santo Domingo, son un espectáculo digno de disfrutar. Y que nos dice la veneración puntual de la Virgen del Cobre, en Cuba, una de las maravillosas formas venerandas del cristianismo caribeño. Declarado como Patrimonio de la Humanidad por las Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Gran parte del problema de la juventud de nuestra América Latina radica en la necesidad de participar en actividades públicas de cara a la sociedad. Su presencia, de alguna forma, conllevaría al enriquecimiento de la cultura ya enriquecida por la presencia de una juventud en los eventos que representan su esencia cultural.

En mi artículo anterior Esos Muchachitos, quise, de manera tácita, tratar de demostrar que esos muchachitos sólo representan una parte visible de los males de nuestra sociedad, males que, con esfuerzo aunado, podremos revertir definitivamente al impulsar a nuestros jóvenes al hábito de la lectura coadyuvante, a los esfuerzos en pos de una permanencia cultural permanente.

Da pena y hasta vergüenza, ver que a principios de la mañana en nuestras ciudades, pululan jóvenes con equipos de música de los que nunca sacarán beneficios económicos ni intelectuales y, al fin de cuentas, engrosarán la lista nefasta de los artistas que se irán al zafacón de la historia. Nuestro presupuesto, participativo municipal,  y deberá enfocarse al incentivo de los valores de nuestros artistas nacionales. Lo demás, sobra.

Ver las contrafarsas de la murga uruguaya de EL LOCO DE LA ESTACION, las semanales del son cubano en las calles de la barriada de Los Pepines, conocidas internacionalmente como EL SON DE KECA y otro igual en el Ensanche Gregorio Luperón, (Camboya), ambos en el municipio de Santiago de los Caballeros, República Dominicana, es un espectáculo digno de agenda turística.

Creo, que los artistas culturales, están enclaustrados en un ir y venir donde la historia terminará diciendo su última palabra. Las autoridades municipales deben, sobretodo, procurar que en sus presupuestos participativos se incluyan partidas para la creación de espacios culturales con agenda semanal y mensual.

Por Carlos Ricardo Fondeur Moronta
El autor es periodista, crítico de cine, residente en Santiago de los Caballeros, República Dominicana.

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