No sé si a otros seres sobre la faz de la tierra, les habrá tocado vivir las increíbles experiencias que, de manera personal e intima, he tenido con mi difunta madre.
Cada vez que me veo involucrada en un proyecto o situación nueva en mi vida, o algo me preocupa, como puede ser, por ejemplo, algún estudio médico, referente a mi salud, siento su presencia en mis sueños, ya sea para apoyarme o para advertirme.
Lo segundo lo viví el pasado año, cuando de manera voluntaria, queriendo prevenir una situación difícil, decidí someterme a una intervención quirúrgica.
Durante toda una noche, esa señora estuvo en mis sueños, como queriendo advertirme, pero, al parecer, yo estaba destinada a vivir la experiencia desagradable que luego se presentó.
Se podría decir que como reza un viejo adagio, “fui por lana y salí trasquilada.” Esta expresión aplica cuando te involucras en un proyecto, buscando un resultado y obtienes todo lo contrario.
El plan original se complicó, y de una cirugía planeada, me vi involucrada en dos procesos adicionales, los cuales, durante dos meses, cambiaron totalmente mi vida. Gracias a mi temperamento, no caí en un estado depresivo.
Quizás sea difícil, para quien cree tanto en los estudios, admitir que lo sucedido pudo haberse evitado si le hubiese prestado atención a mi sueño.
No sé si esto le sucede a alguien más, pero en mi caso, doy fe y testimonio.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)