En la ciudad de Santa Marta capital del departamento de Magdalena, de la República de Colombia, bajo el lema, ‘’Región Unida por el Cambio’’, se efectúo el VIII encuentro del Grupo de Puebla evento que congrego a expresidentes y líderes mundiales, este importante evento tiene como propósito avanzar en una nueva agenda progresista para el desarrollo y la integración de América Latina y el Caribe.
Asisten a este encuentro los expresidentes del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero; de Colombia, Ernesto Samper; de Ecuador, Rafael Correa; de Brasil, Dilma Rousseff; y de Bolivia, Evo Morales y participaron de manera virtual los actuales presidentes de Bolivia, Luis Arce, de Argentina, Alberto Fernández y de Honduras, Xiomara Castro.
En el VIII encuentro del Grupo de Puebla se aprobó un documento titulado declaración de Santa Marta, ‘’La región unida por el cambio’’, donde se señala que en una buena parte de los estados de América latina y el caribe se han impuesto gobiernos progresistas lo que abre oportunidades para aplicar políticas sociales, concertación y diálogo político que contribuyan a disminuir la desigualdad y la pobreza.
El documento señala que,’’ la región viene de un panorama adverso, la época del llamado “invierno conservador (2016-2021)”, por lo que buena parte del electorado ha optado por gobiernos progresistas, alentados por los movimientos sociales, el activismo juvenil, el despertar feminista y la necesidad inaplazable de recuperar esquemas de protección social.
La región necesita nuevos temas de agenda, que son definidos en el documento como las, ‘’políticas públicas de medio ambiente, la equidad de género, la libre movilidad de las personas, la transición ecológica, la defensa de la selva amazónica y los derechos de los pueblos indígenas, el desarrollo de energías alternativas y la necesidad de incluir nuevos actores sociales y económicos en los procesos regionales de integración’’.
En cuanto al tema de la judicialización de la política, la declaración de Marta dice lo siguiente, ‘La región sigue observando procesos penales, juicios de contenido político y la guerra jurídica que evocan la lucha contra la corrupción como justificación, disfrazada de legalidad, para suprimir los liderazgos progresistas, perseguir proyectos políticos populares y tomar retaliaciones injustamente contra la oposición’’.
En cuanto a la paz en Colombia el documento ve con genuina esperanza la paz total que acabe con la guerra que, durante décadas ha entorpecido las posibilidades de un desarrollo pleno de ese país, apoyando un enfoque que ataque las causas objetivas y sociales de la violencia como sucedió con los Acuerdos de La Habana, reafirmando que el único camino que conduce a la paz es la negociación y la concertación incluyendo a todos los actores.
Con relación a la UNASUR y la CELAC, la declaración de Santa Marta plantea que con la victoria de Lula Da Silva en Brasil, se crea un nuevo panorama, que despeja el camino para la reactivación de estas dos organizaciones regionales, pues son espacios indispensables para la concertación regional, que deben propiciar el relanzamiento de UNASUR y el fortalecimiento de la CELAC.
El Grupo de Puebla ha planteado, una serie de iniciativas concretas que tengan impacto en el bienestar de latinoamericanos y caribeños proponiendo en diciembre pasado, un Modelo Solidario de Desarrollo cuyos ejes articuladores sean 1) la búsqueda de la igualdad como valor central del desarrollo y la reducción de las asimetrías globales.
Además, otros puntos son:2) la búsqueda del valor 3) una nueva política económica, diversificada y basada en la incorporación del conocimiento 4) la transición ecológica 5) una nueva institucionalidad democrática y 6) la integración regional, todas dirigidas a preservar la soberanía nacional de los pueblos latinoamericanos y caribeños y la unidad de la región.
En lo referente al género el Grupo de Puebla expreso su voluntad de contribuir a la lucha por la erradicación de todas las formas de discriminación y violencia de género. Se declara, por tanto, partícipe de su lucha por la igualdad de oportunidades y derechos, planteando, “el enfoque de género debe ser elemento constitutivo de las propuestas programáticas del progresismo y sus gobiernos”.
El proyecto político de Puebla apunta, hacia una profundización de la democracia social, ambiental, participativa y local, lo que le ha permitido abrir un espacio amplio de cooperación y puesta en común de una pluralidad de posiciones, en un ambiente de unidad que fortalece todas las opciones progresistas de nuestros países y allanan el camino a la gran alianza latinoamericana y caribeña.
El VIII encuentro del Grupo de Puebla efectuado en la ciudad de Santa Marta constituye un esfuerzo en ese sentido, congregando distintas voces de un progresismo latinoamericano y caribeño, cada vez más diverso, que al volver al poder esta vez renovado en una buena parte de la región, debe de estar comprometido a restablecer el diálogo político regional a la mayor brevedad.
Las secuelas sociales y los males causados a los pueblos latinoamericanos por los gobiernos neoliberales son inocultables en todas las áreas, transformar este tétrico escenario, es de los retos más difíciles que tienen las fuerzas progresistas Latinoamericanas, que deben articularse, para empezar a resolver los problemas de nuestros pueblos de manera unificada e incluyendo a todos los actores.
La declaración del VIII encuentro del grupo de Puebla, ‘‘La región unida por el Cambio”, es un excelente análisis hecho con el propósito de avanzar en una nueva agenda progresista para el desarrollo y la integración de América Latina y el Caribe, de una nueva visión de solidaridad y respeto mutuo y de rechazo a la utilización de las relaciones internacionales como instrumento de intervención, de bloqueo o de sometimiento de los pueblos».
Por Luis Fernández
*El autor es político y comunicador