El pasado 25 de junio la República de Guatemala celebró elecciones nacionales para elegir su próximo presidente, pero en esta primera vuelta nadie obtuvo más del 50 por ciento de los votos, resultando los más votados, Sandra Torres, exprimera dama y quien lidera con el 15,04% de los votos y Bernardo Arévalo que quedo segundo con el 12.25%, ambos deberían enfrentarse en una segunda vuelta electoral.
Sandra Torres es dirigente política, empresaria, ejecutiva y especialista en políticas públicas, candidata a la presidencia de la república en el 2015, 2019 y ahora 2023, su partido es la Unión Nacional de la Esperanza UNE; Bernardo Arévalo, es político, diplomático, sociólogo y escritor, su partido es el movimiento Semilla y es hijo del expresidente guatemalteco Juan José Arévalo Bermejo.
Los resultados de esta primera vuelta han significado el desplazamiento de las fuerzas de derecha de esa nación, que no consiguieron pasar a la segunda vuelta electoral y en un intento desesperado han presentado un recurso ante el alto tribunal constitucional de Guatemala, para que detuviera la certificación de la primera vuelta y suspendiera la publicación de los resultados oficiales.
A pesar de que el pueblo de Guatemala acudió a votar el pasado 25 de junio de forma pacífica y ordenada, con la presencia de observadores internacionales de todo el mundo, quienes testificaron que la jornada electoral fue justa, legal y transparente, la corte constitucional ordeno la suspensión de los resultados oficiales, estableciendo 15 días para recontar, impugnar e incluso anular los votos de toda Guatemala.
La misión de Observación electoral de Guatemala en un documento público también señaló que, en la jornada electoral, hubo una representación partidaria plural, durante el escrutinio, se contó con la presencia de fiscales en el 99 por ciento de los centros de votación, las impugnaciones solo fueron de un 7% y los resultados del sistema de transmisión de resultados electorales fueron correctos.
La medida de la corte constitucional de Guatemala ha sido cuestionada por numerosas organizaciones internacionales, entre ellas la Internacional Progresista, La Unión Europea, la Organización de los Estados Americanos OEA y los Estados Unidos, España, Alemania, Francia y otros, quienes han expresado su preocupación, ante los intentos de interferir en los resultados de las elecciones del 25 de junio.
El Consejo de la internacional Progresista en un documento ha señalado que,’’ La suspensión de las elecciones crea el riesgo de una prolongación indefinida del poder institucional por parte de una oligarquía aterrorizada ante cualquier desafío a su control del país, democrático o no’’, lo que constituye un grave atentado contra la fragil democracia guatemalteca.
Asimismo, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, manifestó que está siguiendo atentamente los acontecimientos y espera que cualquier acción tomada se ajuste a las normas electorales establecidas. La incertidumbre y la tensión que vive hoy la sociedad guatemalteca es algo que nos dice que debemos estar atentos a las maniobras y acciones de los grupos de derecha que solo defienden sus intereses.
Desde la implantación de la democracia en 1986, los Gobiernos de derecha o conservadores han dominado el Congreso guatemalteco y también la presidencia del país centroamericano, por lo que resulta un duro golpe para estos sectores el que hayan quedado fuera de esta 2da vuelta electoral, ya que siempre han estado acostumbrados a ganar y no aceptan su derrota con facilidad.
Estas elecciones vienen precedidas de las dudosas decisiones de las cortes de suspensión de candidaturas muy bien posicionadas en el electorado, como la de la líder indígena de izquierda Thelma Cabrera, quien no pudo ser inscrita como candidata del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), la candidatura del empresario Roberto Arzú (Podemos) y la de Carlos Pineda y decenas de otras candidaturas de otros partidos políticos.
El respeto a la voluntad popular del pueblo guatemalteco expresado el 25 de junio, debe ser respetada, así como el derecho del pueblo de Guatemala a elegir sus gobernantes libremente, la amenaza a la democracia de este país centroamericano debe ser enfrentada por todos los latinoamericanos que creen en una verdadera democracia donde se respeten los derechos de los pueblos.
Hay que estar alerta frente a las pretensiones de la derecha de Guatemala de violentar la voluntad popular, judicializando el proceso electoral, amenazando gravemente la legitimidad de su proceso democrático e intentar imponerse por medio de la fuerza y las maniobras politiqueras, ante lo que no pudieron lograr en el proceso electoral del mes de junio, donde fueron claramente derrotadas.
Concluimos con estos senalamientos de la OEA ,»no existe razón para sospechar que hubo irregularidades de tal dimensión que alcanzaran a afectar las escogencias del electorado en la carrera presidencial» y la UE que señaló que, ‘’las instituciones judiciales y partidos políticos que respeten la clara voluntad de los ciudadanos expresada libremente en las elecciones del 25 de junio».
Por Luis Fernández
* El autor es político, escritor y comunicador