Con o sin acuerdo, la oposición concurrirá unida a una probable segunda vuelta electoral, en alianza entre las bases de ambos partidos mayoritarios de ese litoral, razón por la cual, Gobierno y partido oficial, movilizan cielo y tierra para intentar que la reelección pase en primera ronda, algo no improbable, pero difícil.
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) acude al certamen electoral como representante principal del sector conservador, en razón de que su gestión de gobierno se alejó, por motivo de la crisis económica o por conveniencia política, de una clase media que desde la Plaza de la Bandera lo acarreó hasta el Poder.
La gestión de gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) no creyó necesario atender críticas y quejas sobre dislates éticos formulados por la “mass media” y otros sectores influyentes, lo que causó disgusto generalizado, bien aprovechado por actuales inquilinos del Palacio.
Algún día se escribirá toda la verdad sobre las causas que motivaron la división del PLD y la salida del expresidente Leonel Fernández, quien junto a otros dirigentes, fundó Fuerza del Pueblo, pero nadie duda que esa crisis decretó el fin de cuatro gobiernos consecutivos peledeistas.
En artículos anteriores resalté que este es quizás el único país en el mundo donde cuatro partidos con génesis de un mismo líder liberal, han conquistado el Poder por vía de elecciones, y que ahora una cuarta organización de ese mismo árbol genealógico tiene la posibilidad de ganar las próximas elecciones.
Del Partido Revolucionario Dominicano, fundado por el profesor Juan Bosch, salió el PLD, creado también por Bosch, desde donde emerge Fuerza del Pueblo, instituido por el doctor Fernández, pero desde las entrañas del PRD también nació el Partido Revolucionario Moderno, actualmente en el gobierno.
Tres de los cuatro partidos liberales han administrado el gobierno durante 36 años, desde 1978, alternados con el último decenio del presidente Balaguer, lo que significa que la herencia liberal de Bosch ayudó a consolidar la democracia, aunque algunos sufrieron cruentos espasmos de conservadurismo.
Los rasgos más significativos del gobierno actual lo marcan como conservador, o al menos con mucha influencia de ese sector, a lo que se atribuye que aún no se apruebe una modificación del Código de Trabajo, la Reforma a la Seguridad Social, Reforma Fiscal, aprobación del Código de Trabajo y de un Nuevo Código Penal, incluido las tres casales del aborto.
Es difícil predecir que en los comicios de 2024 se confrontarán liberales contra conservadores, aunque si así fuera, para ganar es menester conquistar el favor electoral de esa pequeña burguesía pendular sobre la que incide mucho la ideología de María Gargajo.
Por Orión Mejía