Hasta cuando el dominicano seguirá siendo como la cosa aquella que no coge cabeza?, no me refiero a lo que usted está pensando, pero si quieres tomarlo por ahí, no cabe de otra porque a veces eso mismo es lo que somos.
Aquí vino la señora, educadora, cabildera, manipuladora, exdiputada, dueña de colegio, superintendente de Seguros y cuantas cosas más, llamada Josefa Castillo, dizque a dar una conferencia a sus alumnos del partido donde ella está guisando (PRM), de forma engañosa para muchos, que como borregos fueron a recibir de ella una lección nada halagüeña.
Quienes tuvieron la dicha o desdicha de participar en esa «conferencia», no sabemos si con tan excelente educadora, sacaron provecho de la misma, de acuerdo al video que circula en las redes y periódicos digitales, algunos salieron rellenos como una longaniza, porque la prepotencia y arrogancia de esta señora, no permitía que las cosas saliesen como lo planificaron.
Algunos de los que estaban allí de forma engañosa, la «educadora», lo hizo retractarse y mandarlo a sentar como si estuviera en una de las aulas de su colegio. Otro de los asistentes a quien el secretario general del PRM lo conminó a participar en una comisión que vendría, para que «no pecaran de iluso y ridículos».
Cuanto más tendría la diáspora, sea del partido que sea, seguir soportando estas personas que cada cuatro años vienen a pisotearnos de forma avasallante a quienes mantenemos con las remesas que enviamos.
La señora Castillo, por cada boche que dio, a veces de forma diplomática, pedía aplausos y los borregos la complacían en esa «conferencia» tan manipulada por la alta dirigencia perremeísta, cuyos turnos para hacer preguntas fueron selectivos para que la invitada de honor se fuera feliz y contenta a rendir cuenta a quienes la enviaron.
Amigos perremeístas, dirigentes de la base, simpatizantes y demás, acaben de abrir los ojos y piensen que si quienes están arriba, consciente de que junto al pueblo ustedes ayudaron a que hoy estén ahí, no lo han ayudado, entonces continúen levantándose temprano a buscársela, y pasen factura al final, porque en esa convulsionada «conferencia», les trajeron un mensaje subliminal, muy fácil de digerir, se los dejo de tarea.
Por Víctor Gómez
*El autor es periodista y locutor. Reside en Nueva York.