Mundo Criminológico. No siempre lo que es justo es legal, ni mucho menos podemos afirmar, que el carácter legal de una disposición jurídica puede considerarse justa por el hecho de ser una Ley. Desde los tiempos antiguos, siempre ha existido una dicotomía, entre lo que es legal y lo que es justo.
En la segunda Guerra Mundial (1939-1945), los Nazis, comandados por Adolfo Hitler, ejecutaban órdenes legales, que eran totalmente injustas, inhumanas y desconsideradas hacia poblaciones vulnerables, especialmente a los judíos.
Esto podríamos constatarlo en los Juicios de Núremberg en Alemania, donde en el Tribunal internacional que fueron juzgados los jefes miliares Nazis que actuaron en la Guerra, justificaron sus acciones en el Tribunal, afirmando que simplemente seguían órdenes. De estas afirmaciones, se puede inferir, que el carácter de legalidad no necesariamente tiene un trasfondo de Justicia.
¿Qué es la Justicia? Para responder, esta pregunta, haremos un análisis breve y conciso, pero antes para fines semántico y conceptual, observemos como la Real Academia de la Lengua Española, define éste concepto y es de la siguiente manera: “principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece”. Acaso, ¿ése no es el fin de las leyes dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece? Las leyes aparte de tener un carácter legal, en su espíritu debe contener principios como de igualdad, proporcionalidad y de equilibrio. Por eso para fines de aplicación de las leyes, no sólo se debe observar aspectos de legalidad, sino su espíritu, su finalidad y su sentido ulterior.
En un relato Bíblico, se hace referencia a un ejemplo importante de Justicia, en la que dos madres se disputan la maternidad de un recién nacido, ambas afirmaban ser la madre de la criatura, pero el Rey Salomón en un gesto de sabiduría y Justicia, para probar a la verdadera madre, les dijo que lo cortaran por la mitad y que ambas tendrían un pedazo del niño, pero de repente la madre legítima, se negó rotundamente a aceptar el niño y le pidió al Rey dárselo a la otra madre. Salomón con esta actuación, resolvió no sólo un problema jurídico, sino que tuvo que hacer uso de la razón, el discernimiento, la psicología y el sentido de lo que es justo.
Pero también podemos citar el caso de Sócrates, aquél filósofo griego-ateniense, que usaba la mayéutica y el diálogo grupal, para encontrar la verdad a través de la razón. Cuando fue acusado por sus opositores, ante una calumnia pública, una acusación sin fundamento, llena de mentiras y felonías, decidió actuar con honestidad ante a sus enemigos, tanto así, que en el juicio penal que le hicieron, realizó una defensa técnica impresionante y uno de los mejores discursos retóricos de todos los tiempos, desmontando los argumentos falaces de los sofistas, pero estableciendo en el mismo contexto su inocencia y que sus oponentes manipulaban la verdad.
En el penúltimo día de su juicio, algunos de sus discípulos se les acercaron, pues estaban preocupados por su vida, porque sabían que sus enemigos eran poderosos y le pidieron a Sócrates huir para evitar que muriera porque estaban conscientes que sus rivales iban a imponerse y finalmente iba a morir.
Sin embargo, Sócrates, con una actitud firme, sabia, ponderada y reflexiva, en un gesto que iba a ser recordado siglos tras siglos, les dijo a sus discípulos que si es la voluntad de los jueces que él fuera condenado, iba a aceptar su decisión, aun sabiendo que era inocente, porque aunque la Ley me castiga de forma arbitraria, algún día la humanidad sabrá que fui condenado injustamente.
Muchas veces en el día a día de la Justicia, se ha perdido éste sentido que va más allá de la Ley escrita, previa o del Derecho Positivo, la Justicia debe de estar revestida de legitimidad, igualdad, proporcionalidad y equidad. Una Justicia sin equidad, sin el respeto al debido proceso y sin garantías constitucionales, es un sistema destinado al fracaso.
Con el paso del tiempo, hemos podido observar, que se han cometido innumerables crímenes y delitos en nombre de la legalidad, sin tomar en cuenta, el sentido de Justicia que debe existir en las leyes aprobadas por los Poderes Legislativos.
Por lo tanto, debemos como sociedad, procurar leyes justas y legales y que estén revestidas de legitimidad y Justicia. Es decir, no debería existir una contradicción entre lo que es legal y lo que es justo. La legitimidad, debe estar sustentada por todos los poderes fácticos de una sociedad y debe ser una voluntad consensuada. Tal como decía el filósofo francés Jacques Rousseau, en su obra estelar, el Contrato Social, que la legitimidad reside en la voluntad del pueblo y en su soberanía.
El Barón de Montesquieu, en su obra “El Espíritu de las Leyes”, señala que las leyes para que sean respetadas por los ciudadanos, deben ser legítimas, deben ser aceptadas por la sociedad, para que no sean anárquicas, porque podrían existir leyes que sus aplicaciones no sean tan efectivas, sin mencionar las que tienen carácter coercitivo.
Por Nehemías I. Salazar (demiurgord@gmail.com)
*El autor es Magíster en Criminalística, Criminología y Ciencias Penales.