La cultura jurídica en América Latina se caracteriza por una rica mezcla de tradiciones, influencias y desafíos, que hereda del derecho romano, español y consuetudinario, la región ha desarrollado un sistema legal propio, marcado por la tensión entre la formalidad y informalidad, la centralización y la descentralización, y el acceso a la justicia y la exclusión.
El legado colonial español ha tenido una profunda influencia en la cultura jurídica de América Latina, histórica. El Derecho Romano, adoptado por España, se convirtió en la base del sistema legal de la región, caracterizado por su énfasis en la ley escrita, la jerarquía normativa y la centralización del poder judicial.
A esto se sumaron las tradiciones jurídicas indígenas, que en algunos casos coexistieron con el derecho español, pero que en gran medida fueron marginadas.
La cultura jurídica de América Latina enfrenta diversos desafíos, entre los que se destacan, la brecha entre la ley y la realidad, la falta de acceso a la justicia, y la informalidad. A menudo existe entre la brecha y la realidad, una gran disparidad entre las normas jurídicas formales y la forma en que se aplican en la práctica.
Esto se debe a factores como la corrupción, la falta de recursos y la debilidad institucional.
La falta de acceso a la justicia, afecta una gran parte de la población de América Latina, que no tiene acceso efectivo a la justicia, lo cual limita sus derechos y perpetua las desigualdades.
Tenemos la informalidad como un rasgo común en las economías de América Latina, lo que representa desafíos para la aplicación del derecho y la protección de los derechos individuales del hombre.
En las últimas décadas se han producidos tendencias y transformaciones, en la cultura jurídica de América Latina, que han permitido importantes cambios transformadores y entre esas tendencias, se encuentran: El auge del constitucionalismo, el activismo judicial, la reforma legal, entre otras experimentadas reformas.
El auge constitucional del derecho en la región ha ganado importancia, estableciendo principios, normas y jurisprudencias que han sido garantes de derechos fundamentales.
En el activismo judicial, encontramos que las cortes supremas y constitucionales han sumido un papel más activo en la protección de los derechos y la interpretación de la ley.
Y tenemos las reformas legales, que han llevado en diversos ámbitos del derecho, como el derecho penal, el derecho procesal, el derecho de familia, entre otros
La construcción de una cultura jurídica en nuestros países, que se encuentra en constantes transformaciones, requiere para seguir avanzando con los tiempos, de una justicia más justa, inclusiva y eficaz, que requiere del compromiso de todos los actores sociales, desde los abogados y jueces hasta los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil.
La cultura jurídica de la República Dominicana en este contexto, al igual que la de América Latina, es un crisol de tradiciones, desafíos y aspiraciones, que se encuentra en un proceso constante de transformaciones, con avances significativos que dan esperanza a que se siga construyendo una cultura de justicia y legalidad, como lo soñaron a lo largo de la historia, Sócrates, Aristóteles, Cicerón, Carlos Enrique Carpio Morales, Jean Jacques Rousseau, John Locke Eugenio Garzón, entre otros que nos sirven de guía para construir un sistema legal justo y que responda a las necesidades de la sociedad.
En la República Dominicana, Manuel María Castillo, Manuel Arturo Pena Batlle, Ramón Emilio Núñez, Emilio Rodríguez Jiménez, Cándido Simón, Olimpia de León, entre otros connotados pensadores juristas dominicanos, que dedicaron su vida a la construcción de una cultura jurídica verdadera, que en el tiempo han contribuido a la evolución del pensamiento jurídico dominicano.
Por Luis Ramón López