Al momento de sentarme frente al computador, para intentar darle los toques finales a este artículo que ya tenía conformado en mi mente, que por supuesto que se trataba de la figura sobre la que más se ha escrito en la República Dominicana, el tirano Rafael Leónidas Trujillo, encendí la radio.
Les aseguro que mi intención, preconcebida hace varios días, era abordar el tema Trujillo desde una perspectiva diferente, como lo es la dilatada transición política que se ha producido en nuestro país a partir del ajusticiamiento del déspota, un aspecto que, a mi entender, no ha sido tratado con el rigor necesario.
A veces pienso que estamos detenidos en ese proceso, y parecería que, como sociedad, nos resistimos a despojarnos de una vez por todas del ropaje de la dictadura.
Lo tenía todo planificado, se cumplen 59 años de ese acontecimiento y lo normal es abordar esa era oprobiosa, ya desde la perspectiva política, histórica o social. El caso es tratar de entender cómo fue posible que tal ignominia se prolongara tanto.
Asimilar el hecho de que quizás la tiranía fue el resultado de una sociedad con un muy escaso nivel de desarrollo, con poco nivel de escolaridad, una sociedad atrasada políticamente, por lo cual, ha Trujillo le resultó relativamente fácil ejercer su capacidad de manipulación, acompañada de todo el cinismo que caracteriza a este tipo de personajes.
Se pudiera agregar, que a estas y otras tantas circunstancias internas, se suman las externas, es decir, las que tienen que ver con el entorno histórico externo, y el manejo de la geopolítica, por parte de los amigos del Norte (USA), que dicho sea de paso, son los responsables de la formación militar de Chapita, tras la ocupación de nuestro territorio en 1916.
Nuestra historia registra más de 100 años de dictadura, entre Buenaventura Baez; Ulises Heureaux (Lilis); Pedro Santana y Trujillo. Sin embargo, 59 años después, nuestra sociedad no ha crecido, no ha logrado desarrollar la madurez política necesaria que le permita llevar a cabo, de manera definitiva, la transición política hacia la democracia de la que tanto se habla.
Ese periodo de transición se ha prolongado en el tiempo, ha resultado demasiado largo, si partimos de la fecha del ajusticiamiento del tirano, hecho que se produce el 30 de mayo del año 1961. Hay quienes afirman que no fue sino hasta 1978, cuando se inició ese periodo de transición.
Según dijera en una ocasión el historiador Juan Daniel Balcácer, “fue decapitada la dictadura pero permaneció el cuerpo, toda la estructura quedó intacta. Por eso la transición se inicia en 1978”.
Pero, como les indiqué al inicio, al sentarme a escribir, sintonicé a Mercedes Sosa, interpretando una canción que habla por todos: “solo le pido a Dios”, si conocen el contenido de estas letras, entenderán que no es necesario que siga escribiendo.
Por Daniel Rodríguez González