El redactor, con el permiso del Papa y los obispos, se toma la libertad de sintetizar parte del contenido de la encíclica sobre la fraternidad y la amistad social del Papa Francisco y la carta por el aniversario 178 de la Independencia Nacional.
Dice el Papa Francisco ¨El dolor, la incertidumbre, el temor y la conciencia de los propios límites que despertó la pandemia, hacen resonar el llamado a repensar nuestros estilos de vida, nuestras relaciones, la organización de nuestras sociedades y sobre todo el sentido de nuestra existencia¨.
Los Obispos opinan que, ante la actual circunstancia, no podemos apoyar la ostentación cuando las mayorías pasan por grandes y urgentes necesidades. Invitamos a nuestros líderes políticos y en especial a nuestros legisladores a actuar siempre con entera transparencia, que en todo brille la verdad para bien de la nación´.
Lamentan los Obispos que, la corrupción sea todavía una tarea pendiente, al tiempo que denuncian que “querer hacer negocios y lucrarse con la justicia es un crimen contra la Patria, evadir la aplicación de las leyes es un acto de cobardía imperdonable y callar u ocultar el dolo, es convertirse en cómplice”.
No es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor, opina el Papa en su encíclica, no podemos dejar que nadie quede “a un costado de la vida”. Esto nos debe indignar, hasta hacernos bajar de nuestra serenidad para alterarnos por el sufrimiento humano. Eso es dignidad.
Hay que cuidar de los que están en situaciones de mayor vulnerabilidad, los que aún viven en niveles críticos de pobreza; las mujeres en situaciones riesgo de violencia doméstica; los niños huérfanos o abandonados, opina la carta pastoral.
¨Se cierra el círculo entre los que usan y engañan a la sociedad para esquilmarla, y los que creen mantener la pureza en su función crítica, pero al mismo tiempo viven de ese sistema y de sus recursos¨, opina el Papa.
El engaño del “todo está mal” es respondido con un “nadie puede arreglarlo”, “¿qué puedo hacer yo?”. De esta manera, se nutre el desencanto y la desesperanza, y eso no alienta un espíritu de solidaridad y de generosidad, dice Francisco.
Insiste en que, Hundir a un pueblo en el desaliento es el cierre de un círculo perverso perfecto: así obra la dictadura invisible de los verdaderos intereses ocultos, que se adueñaron de los recursos y de la capacidad de opinar y pensar.
La pandemia ha hecho más crítica la situación de la gente que vive en niveles escandalosos de pobreza y se hace necesario que quienes más tienen den muestras de solidaridad, evitando el derroche, creando fuentes de trabajo y compartiendo con los que tienen menos, opinan los Obispos.
Hay maneras de vivir la fe que facilitan la apertura del corazón a los hermanos, y esa será la garantía de una auténtica apertura a Dios, La paradoja es que a veces, quienes dicen no creer, pueden vivir la voluntad de Dios mejor que los creyentes, opina el Papa Francisco.
Desde la óptica del Papa, nuestra sociedad da muchos síntomas de que está enferma por que busca construirse de espalda al dolor de nuestros prójimos, también los obispos con relación al tema de los inmigrantes, invitan a nuestras autoridades a seguir trabajando para lograr una política clara sobre este asunto, y que en base a ella se tomen decisiones firmes y transparentes, con estricto respeto a los derechos humanos y la dignidad de las personas. Termina la cita.
Por Ebert Gómez Guillermo