Han pasado algunos días desde que leí una fábula anónima sobre la mentira y la verdad. La primera parte de la misma, dice lo siguiente:
“La Mentira le dijo a la Verdad: Vamos a darnos un baño juntas, el agua del pozo es muy agradable. La Verdad, todavía sospechosa, probó el agua y descubrió que era realmente agradable. Así que se desnudaron y se bañaron. Pero de repente, la Mentira saltó del agua y huyó, vistiendo las ropas de la Verdad.”
Luego de esa lectura, mi mente se ha sumido en una profunda reflexión, todo parece indicar que la falsedad deambula por el mundo, confundiéndonos, burlándose de nosotros, ya que, realmente, lleva un traje que no le corresponde: El de la Verdad.
Es un tanto difícil para quienes nos manejamos con total sinceridad, tener que reconocer que hay mucha verdad en el contenido de esta fábula.
Los que tenemos una vasta experiencia de vida, hemos tenido la oportunidad de experimentar lo embarazoso que resulta en ocasiones, el hecho de decir la verdad a los demás.
Aún a sabiendas de que es necesario dar el paso, generalmente, callamos o la disfrazamos, ya que casi siempre, cuando nos atrevemos a hablar con la verdad, en ocasiones, sentimos un cambio de actitud en las personas con quienes siempre hemos actuado apegados a decir las cosas como son.
El tema para mi es complejo, ya que a todos nos ha pasado, que por temor a que se desate un problema del cual no sabríamos cómo salir, optamos por permitir que la Mentira, con el traje de la Verdad, haga su trabajo.
También, recordé a mi difunta madre, quien se caracterizaba por usar una frase campesina que dice: “Donde se mató el puerco, ahí mismo se degüella”. Dicho esto, con su lenguaje claro y sin miedo, y su actitud de que no le tenía miedo ni al Diablo, su forma de actuar, usando la verdad desnuda, le trajo muchos problemas. Pero obviamente, con su temperamento tan fuerte, prefería la Verdad, antes que darle oportunidad de reinar a la Mentira, vistiendo el traje equivocado.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica