La isla la Española o isla de Santo Domingo situada entre las islas de Cuba y Jamaica al oeste, la de Puerto Rico al este, el Océano Atlántico al norte y el Mar Caribe al sur, es la segunda isla por extensión del archipiélago de las Antillas Mayores, ya que consta de 76,192 Km2, divididos en 48,670 Km2 para la República Dominicana y 27,750 para la República de Haití.
La isla es compartida por los pueblos de la República Dominicana que ocupa las dos terceras partes y Haití la tercera parte ambos pueblos han vivido desde el descubrimiento de la isla, situaciones de pobreza, explotación e inequidad social, hechos que han sido posibles por la relación existente entre los que explotan al pueblo Haitiano y los que explotan al Pueblo Dominicano.
Ambos países en su desarrollo histórico tienen realidades distintas, no solamente culturas e idiomas diferentes ,sino que Haití es el país más pobre del hemisferio occidental, con una gran inestabilidad política y alarmantes niveles de violencia, agravados por el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, en julio de 2021 y por las bandas armadas que siembran el terror, mientras la República Dominicana, es una de las economías de América Latina que más rápido crece y goza de una solida estabilidad política , económica y social.
La situación de Haití se ha agravado recientemente, la inestabilidad política es una constante en el país, basta decir que es el único país de América que ha tenido más de 20 gobiernos en los últimos 35 años, el país está asediado por bandas armadas que siembran el terror, asesinatos, secuestros, violaciones, caos y violencia extrema, las fuerzas de seguridad parecen desbordadas por el fenómeno, por lo que la crisis política y social que vive Haití es un paso más hacia la ingobernabilidad y la quiebra de las instituciones.
Hace 11 años que el país fue devastado por uno de los desastres naturales más importantes de la historia reciente, un terremoto de magnitud 7 que tuvo su epicentro en Léogâne, a unos 15 kilómetros al suroeste de la capital Puerto Príncipe, el terremoto y las dos réplicas que le sucedieron dejaron 316.000 muertos, 350.000 heridos, miles de casas desplomada y el 60% de las infraestructuras médicas destruidas.
La virulencia del fenómeno y la fragilidad de los edificios e infraestructuras magnificó una tragedia con una cifra de víctimas mortales que fue 10 veces superior a todos los desastres ocurridos en Haití desde 1963, según cálculos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el daño económico fue mayúsculo también: US$7.900 millones, el 120% del PIB del Estado. Además, 1,5 millones de personas se quedaron sin hogar.
No sería el único desastre natural que sufriría el pueblo Haitiano desde entonces, pues en 2016 el huracán Matthew barrió el suroeste del país causando 573 muertes y dejando unos dos millones de damnificados y el huracán Laura pasó por el país en agosto de 2020 dejando también decenas de muertos y daños materiales a su paso, del mismo modo, las epidemias han diezmado a la población. La de cólera de 2010 infectó a 520.000 personas y causó la muerte de por lo menos 7.000.
El riesgo de padecer hambre ha estado siempre presente entre una población devastada por la concatenación de crisis, las malas cosechas influenciadas por los desastres naturales , la inflación del país, y los malos gobiernos, La ONU estima que casi 4 millones de Haitianos, entre una población de cerca de 11,5 millones, padece inseguridad alimentaria, con una economía agraria y una pobreza del 60% según estimaciones del Banco Mundial se trata de uno de los países más pobres del mundo, y el más pobre del Hemisferio Occidental.
Un quinto de la población Haitiana, cerca de dos millones de personas, se ha visto forzado a emigrar, de los cuales la mayor cantidad lo hace de manera irregular a la República Dominicana y otros lo hacen a países de Centroamérica y de América del Sur y del norte, con el fin de llegar a los Estados Unidos y que según informes de los organismos internacionales Amnistía Internacional y Haitian Bridge Alliance sufren graves violaciones a sus Derechos Humanos especialmente por las autoridades de México, Estados Unidos y Chile .
Como se ve la situación del pueblo Haitiano es altamente complicada y difícil, demandando este caso una gran solidaridad de la comunidad internacional que ayude verdaderamente a este sufrido pueblo, ya que la solución a la problemática Haitiana debe estar definida por su pueblo y la ayuda internacional, porque no se puede seguir pensando que será la República Dominicana la que debe resolver los problemas del pueblo Haitiano
Juan Bosch, en una carta dirigida en el año 1943 a los intelectuales Emilio Rodríguez Demorizi, Héctor Inchaustegui y Ramón Marrero Aristy, decía lo siguiente al analizar la situación haitiana:” Nuestro deber es, ahora, luchar por la libertad de nuestro pueblo y luchar por la libertad del pueblo haitiano. Cuando de aquel y de este lado de la frontera, los hombres tengan casa, libros, medicinas, ropas y alimentos en abundancia; cuando seamos todos, haitianos y dominicanos, ricos y cultos y sanos, no habrá pugnas entre los hijos de Duarte y de Toussaint.
Agregando que “porque ni estos Irán a buscar, acosados por el hambre, tierras dominicanas en que cosechar un mísero plátano necesario a su sustento, ni aquellos tendrán que volver los ojos a un país de origen, idioma y cultura diferentes, a menos que lo hagan con animo de aumentar sus conocimientos de la tierra y los hombres que la viven”.
La solución a los problemas del pueblo Haitiano no están en la intervención militar unilateral que solo traería mas violencia, creemos en una solución multilateral, de solidaridad y verdadera cooperación, que contribuya a la estabilidad, al cese de la violencia, la reconstrucción institucional y la lucha contra la pobreza, de modo que se vea una luz en el camino que supere la dura situación actual que padecen los Haitianos.
La República Dominicana tiene temas comunes con Haití que deben abordarse de manera global e integral, por lo que no debemos adoptar medidas de confrontación con Haití, creemos que son correctas las medidas tomadas en la frontera para salvaguardar nuestra seguridad nacional, pero creemos que hay que ser flexibles sin violentar nuestras leyes, con los estudiantes Haitianos en el país que están luchando por su superación.
La Nación Haitiana necesita de la solidaridad y la mano amiga de la comunidad internacional, los organismos internacionales deben actuar y contribuir con más firmeza para lograr la consolidación de las instituciones haitianas y de su economía como única forma de garantizar un desarrollo mínimo en Haití, que disminuya la pobreza , controle la violencia y el flujo migratorio irregular a través de la frontera entre ambos países, hay que entender que la ayuda humanitaria solamente no va a sacar de la crisis a Haití.
Hay necesidad de seguir ayudando a Haití, la comunidad internacional no puede darlo todo por perdido y asistir a la muerte por hambre de su población, iniciar la reconstrucción del Estado de derecho y enfrentar el caos, la corrupción y la criminalidad vinculada al tráfico de drogas y el lavado de dinero, solo será posible con el apoyo de la sociedad Haitiana y el respaldo de la comunidad internacional. Trabajar para restituir y promover cierto grado de estabilidad es la misión más compleja y necesaria, que tienen por delante los que verdaderamente están interesados en ayudar a Haití.
Por Luis Fernández
*El autor es político y comunicador