La tragedia de no saber leer

Conozco a un ser humano al que le tengo un inmenso cariño. Durante mucho tiempo, observé en él una conducta que llamó poderosamente mi atención, y es que casi a diario me interrogaba con relación a la hora.

Un día, queriendo halagarlo, procedí a regalarle un reloj, lo recibió muy agradecido, aunque, realmente, nunca se lo vi puesto, pero jamás volvió preguntármela.

Llama mucho mi atención el hecho de que, en esta época tan moderna, nunca haya tenido un celular.

Luego de un minucioso análisis, pude comprobar que, en realidad, de quien les hablo, no sabe leer ni escribir.

Para mí eso es uno de los mayores impedimentos que puede tener un ser humano.

Gracias a Dios que los tiempos han cambiado mucho, pues, al observarlo, es bien notorio que padece de cierta discapacidad intelectual, pero ahora, con tantas estrategias, además de las terapias adecuadas, es muy posible que aprendiera a leer y a escribir lo suficiente para, por lo menos, poder sobrevivir.

Conozco otro caso, se trata de un señor que no conoce las letras, pero que sí es capaz de identificar los números, gracias a esto, se maneja a través de la plataforma de WhatsApp, mediante mensajes de voz.

Se necesita una gran educación en los padres para que, tan pronto detecten cualquier deficiencia en los hijos, tomen las medidas pertinentes.

Lamentablemente, en el caso que nos ocupa, tratamos con una persona prácticamente envejeciente, criado por una madre extremadamente pobre, quien además carecía de los conocimientos necesarios para evitar que hoy fuera un ser humano que ve su nombre escrito, y no sabe que es el suyo.

A mi entender, una de las cosas más triste que le puede pasar a un ser humano, es no conocer ni los números, ni las letras que aparecen en un simple papel.  ¡Qué pena!

Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)

*La autora es psicóloga clínica

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