En la República Dominicana, conforme se acercan las fiestas navideñas, los partidos políticos suelen hacer una tregua y de común acuerdo, ponen un alto a las actividades proselitistas, actividades que en nuestro país tienen una característica única, no tienen fecha de caducidad.
Pero ocurre que en tiempos como el actual, en que las fiestas pascuas coinciden con el período electoral, aunque las organizaciones políticas hayan decretado tregua, siempre buscan la forma de ejercer el proselitismo característico en favor de los candidatos que representan.
Lo mismo ocurre cuando la campaña coincide con la Semana Mayor, pero aquí debemos admitir que a los partidos la cosa se les facilita, pues la forma en que buena parte del pueblo festeja la Semana Santa, permite que la forma de romper la tregua que se impone por la ocasión, se manifieste en los distintos peajes, balnearios, playas, ríos y otros lugares a los cuales acuden los dominicanos para disfrutar su semana de asueto.
A pesar de la evolución en las costumbres, con el paso del tiempo las festividades navideñas se han transformado y enriquecido con diversas costumbres. La combinación de elementos paganos y cristianos dio origen a prácticas como los famosos arbolitos de Navidad, las decoraciones con luces, las canciones propias de la época, las fiestas familiares y los intercambios de regalos.
Hoy en día, las festividades navideñas son una mezcla de diversas influencias culturales y religiosas que varían significativamente según la región y las tradiciones locales.
Los partidos y organizaciones políticas han sabido aprovechar con éxito el cambio y la evolución en las costumbres, para ejercer su proselitismo político en favor de sus candidatos, en todos los tiempos y escenarios.
Por Daniel Rodríguez González