Con toda la sinceridad que me caracteriza, confieso que de la Santa Biblia, solo he leído el Salmo 23, el cual, ejerce sobre mí una misteriosa fascinación.
Entiendo que no debemos criticar, ni menospreciar a las personas porque tengan una creencia religiosa diferente a la nuestra, pero sí me llama poderosamente la atención, el comportamiento de algunas que he conocido, a las cuales, solo les falta mudarse para la iglesia.
Viven recitando los versículos de la biblia cada vez que se les presenta la ocasión, y además, se mantienen presumiendo de lo que saben y de lo que tienen. Definidamente, se creen superiores.
Socializando el tema con una fiel amiga, aprendí que existe un versículo que, con mucha claridad, se refiere a este tipo de comportamiento.
“Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado”. Romanos 12:3
Tengo la impresión, de que las personas a las cuales me refiero, no han visto ese versículo, o, luego de leerlo, se han hecho los chivos locos, como decimos los dominicanos, porque arrogancia y creencia en el Padre Supremo, son inversamente proporcionales, y antes de tratar de convencer con sus palabras, deben autocriticarse, con la intención real de querer modificar sus actitudes. Siempre es posible.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica