Anoche, mientras recorría todos los canales de televisión (los cuales me encontraba aburridos, como generalmente me sucede), tuve la oportunidad de presenciar un concierto de nuestro excelente salsero, Sexappeal.
Se trata de un canal que no suelo ver, dirigido por un conductor que no es de mi agrado, pero obvié ese detalle y me concentré en el artista que tanto me gusta. Cantó y encantó, pero solo baladas, haciendo un derroche de sus sentimientos y de su exquisita voz, además de su impecable cuidado personal.
El conductor trató de traer a colación cosas pasadas y ya superadas en su vida artística, y él le respondió, con cierto “tigueraje”, de la siguiente forma: “Hay personas que se hacen los chiquitos para que le hagan gracia”.
Esa expresión trajo a mi memoria, la cantidad de personas que conozco, que, si no abrimos los ojos, se pasan toda la vida manipulándonos, haciéndose las víctimas, o, en buen dominicano, “los pendejos”, con la intención de exprimirnos y conseguir todo lo que quieren, sin el menor escrúpulo.
He conocido a varias personas de este tipo, y realmente han logrado de mí lo que se han propuesto, durante largo tiempo, quizás porque soy sensible y solidaria, pero siempre llega un momento en que abrimos los ojos… Y de qué manera.
Es bueno que sepan, las personas que se dedican a esto, que nada es para siempre, que, generalmente, son atrapados por su propia manipulación, y cuando la persona que han elegido como su víctima se da cuenta y despierta del letargo, su corazón se revestirá de una coraza tan fuerte, que jamás podrán volver a manipularla.
Lo más duro del caso es que, a partir de ese momento, aunque sean ciertos todos sus pesares, jamás serán creídos. Porque nada es para siempre.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica