Desde la celebración de la Cumbre de la Tierra, en Rio de Janeiro, Brasil, en el año 1992, en la cual ecologistas y expertos medio ambientales vieron clarita la gran escasez de agua en el mundo, la ONU (Organización de las Naciones Unidas), estableció que más de 2 mil millones de personas no tienen acceso al preciado líquido ni a sistemas de saneamiento ambiental, expresando que 3 de cada 10 personas viven sin agua potable en su casa, por lo que muchas de ellas se ven obligadas a tomarlas de fuentes no protegidas.
A partir de la tristeza que presenta este panorama es que se desprende el sagrado deseo del presidente Luis Abinader de anunciar en su primer Consejo de Gobierno en Santiago que en cuatro años aspira a construir todos los acueductos que se necesitan en República Dominicana para abastecer del líquido a muchas comunidades que por décadas han sufrido calamidades por no contar con el servicio”
De inmediato las nuevas autoridades del Instituto de Aguas Potables y Alcantarillados (Inapa) se pusieron en la cosa, y desde que Wellington Arnaud tomó las riendas como director de la dependencia acuífera no ha cesado en sus visitas a las diferentes provincias.
La misión de las nuevas autoridades es dar seguimiento a los acueductos que están operando, anunciar la construcción de nuevos y ordenar la reparación de los que están inservibles y sin funcionamiento.
El deseo primario del gobierno de la dirección de Inapa es que las poblaciones del interior estén provistas del recurso agua.
En cada localidad visitada, Wellington y el equipo que lo acompaña se reúnen con las fuerzas vivas y con dirigentes comunitarios, de quienes escucha sus reclamos y deseos y la promesa de tomar agua limpia.
En los lugares visitados por las autoridades del Inapa, los que nunca han tenidos tan siquiera un chorrito de agua, ven una luz que promete iluminarlos, tal y como es el anuncio de Wellington, al anunciar en la provincia María Trinidad Sánchez, la construcción de tres acueductos, a fin de garantizar agua de calidad para toda la población y contribuir a mejorar su calidad de vida.
Por Nélsido Herasme