Pueden estar tranquilos todos mis seguidores, pues, mientras esté viva, y resida en Villas Agrícolas, nunca se me van a acabar los temas para escribir.
Ayer domingo, mascarilla en rostro y con una escoba en las manos, con la disposición de salir a barrer el frente de mi casa, veo a un militar,
de la Dirección de Investigaciones Criminales de la Policía (DICRIM), chateando recostado de un carro.
Casi voy a abrir el portón, viene un hombre con todas las características de un loco, me frené, pero oí cómo él hablaba, dirigiéndose a alguien en inglés, como el que he visto en películas hablar a los negros de Harlem. Realmente me encantó.
Cuando se fue, salgo, le doy los buenos días al militar y le comento que el loco, realmente, estaba hablando inglés, este me contó lo siguiente:
“Ese hombre, hace muchos años, estaba bien “para ‘o”, vivía en Estados Unidos y era un sicario, ganaba montonones de dinero. Tenía un familiar al cual le enviaba todo el dinero para que se lo guardara en una cuenta, que según él creía, tenía millones.
Cuando vino de regreso y se dio cuenta de que no tenía ni un peso, su mente se desequilibró. Desde ese momento, deambula por las calles, generalmente, hablando en inglés, y a veces, narrando en español cómo mataba a la gente”.
Nos quedamos hablando por unos minutos, y ambos concluimos que lo mejor es ganarse el dinero, producto del trabajo honesto y con el sudor de nuestra frente, pero analizando, llegamos a la conclusión de que él no se lo ganó honradamente, pero lo que hacía era trabajo, equivocado y peligroso, pero trabajo al fin.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica
.