Aunque el título de este artículo huele a enfermedades, les voy a hablar de proyectos, palabra mágica que debe formar parte de las metas de todos los seres humanos.
En ocasiones, cuando tenemos algo planeado, luego de tener casi en las manos lo deseado, analizamos tanto los pros y los contras que conlleva el proceso, que al final del camino se produce una especie de parálisis, la cual puede contribuir a que no se materialice lo proyectado, y se frustren nuestros planes.
Es muy bueno ser cuidadoso, sobre cuando de inversiones se trata, pero hay que serlo más cuando dependemos de muchas opiniones para cristalizarlas. No debemos actuar a ciegas, pero es imposible complacer a todo el mundo haciendo una especie de censo, buscando aceptación. Lo usual es que las personas consultadas se empoderen al opinar, contribuyendo esto a postergar el logro del objetivo, a confundirnos y a paralizarnos.
No demos tantas largas, actuemos, porque si fracasamos en el intento, serán muy pocos los que se mantendrán a nuestro lado, inclusive algunos se alegrarán, esto forma parte de la naturaleza humana.
Finalmente, fui víctima de lo que acabo de narrar: Durante dos horas estuve chequeando este artículo, pretendía que no se fuera ni el más mínimo error; ya cuando entendí que estaba perfecto, sin guardarlo, reinicié la máquina, desapareciendo el texto completo con todas las correcciones. Gracias a Dios, tenía un original en una carpeta, y como he podido, según me he acordado, hice la reconstrucción. El exceso de análisis, me paralizó.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica