En el país se necesita orden y justicia no sólo para un grupo, sector o localidad, sino para toda la población en toda su extensión territorial. Se necesita devolver a cada territorio con sus habitantes el Producto Interno Bruto que de allí se extrae.
Hay que comenzar a practicar acuerdos justos con quienes producen riqueza en cada rincón del territorio dominicano y eso se hace a través del Estado, como árbitro entre los que poseen los medios de producción y los que venden su fuerza de trabajo, entre los que lo tienen todo y los que no tienen nada.
Hay que proteger el territorio de depredadores, tanto internos como externos. Hay que proteger si es preciso con la vida misma, como lo hizo Orlando, la flora y fauna, la biodiversidad, áreas protegidas, cause de arroyos y ríos. Hay que devolver vida y dignidad a los agricultores y pobladores de zonas rurales.
Nuestro Ministerio de Energía y Minas precisa realizar nuevos acuerdos con las empresas mineras que operan en el país. Acuerdos en donde se asuma un mayor compromiso con el cuidado del medio ambiente y la repartición más equitativa de lo que de allí se extrae.
Los gobiernos locales, por igual, tienen que ser mejor apoyados. La recaudación de impuestos por esta y otras razones. Lo justo es que se utilicen para mejorar las condiciones de vida de las personas en esa localidad, región o municipio, más salud y educación.
Como lograr estas y otras reivindicaciones justas e imprescindibles¬, sin violencia ni odios, con fe y con amor. Con unión, sin indiferencias. Haciendo con nuestras manos lo que esté a nuestro alcance, la tecnología a través de las redes nos facilita estar en contacto, no dejemos perder esta oportunidad.
Los partidos políticos, son parte del sistema decadente que mantienen a la población dividida y en la ignorancia. Dicen ser democráticos, pero no permiten la disidencia ni interna ni externa y menos cuando son beneficiados con el voto para gobernar.
Este sistema de partidos políticos “democráticos”, es el responsable de crear y no resolver una gran cantidad de niños y envejecientes en las calles, pasando hambre y sin hogar. El metro y el teleférico, son importantes, pero lo son más nuestros niños y envejecientes. Sin presente ni pasado no habrá futuro.
El Congreso no representa a la población. Sus miembros siempre se olvidan de representar la dignidad y luchar por mejorar la vida de quienes le colocaron en dicha posición.
A nuestros jóvenes hace mucho que les están intoxicando y dando malos ejemplos, hay que dar un mejor uso de los medios de comunicación. En ellos hay que sembrar las simientes que nos dieron origen como país, ideas que nacieron de la verdad y la razón y en base a estas pensar y tomar decisiones.
Ya no queremos más cortes reales que despilfarren los dineros de todos a su antojo, como si fuera de sus bolsillos, dan limosnas y se la atribuyen como propias, como si los recursos salieran de sus cuentas de ahorro.
Necesitamos de nuestros mejores hombres y mujeres, que cumplan y hagan cumplir las leyes sin discriminaciones ni privilegios. Hay métodos y maneras para lograr construir mejores opciones de gobiernos, no con modelos impuestos a través de la fuerza, las presiones económicas o las guerras.
Se necesita un cambio de pensamiento en quienes dirigen las instituciones públicas y privadas, en quienes dirigen la banca nacional, la recaudación de impuestos, pero sobre todo en quienes designan a los representantes en esas instituciones, o sea, se necesita un cambio de pensamiento de quienes dirigen este país.
Por Ebert Gómez Guillermo