La sociedad dominicana atraviesa por un complejo proceso de indefiniciones e impredecibles consecuencias, tanto en el orden sanitario, a causa de la expansión del Covid-19, que desató una crisis sin precedentes, así como por la depresión económica que se avizora en todas y cada una de sus manifestaciones sociales.
En la medida que el virus penetró al país, las autoridades determinaron mediante un estado de emergencia, la suspensión inmediata de las labores públicas y privadas, incluida, la docencia en todos los niveles de la educación básica, intermedia y universitaria, que generó un clima de incertidumbre sobre cómo continuar avanzando en medio de la dificultad.
La situación no solo afectó a la Republica Dominicana, porque según datos provenientes de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), más de 850 millones de niños y jóvenes, en 119 países del mundo –aproximadamente la mitad de la población estudiantil–, permanecen fuera de las escuelas y universidades, debido a la pandemia.
Esta nueva realidad, empujó al sistema educativo nacional e internacional, a irrumpir de manera abrupta en el terreno de la enseñanza online, pero no todos estaban preparados para asumir el desafío que imponía la crisis, porque no todos tenían acceso a la importante herramienta del internet, lo que significó otro obstáculo, en términos de equidad, para la comunidad estudiantil.
En ese sentido, a raíz de los desafíos que representa el tema de la educación en medio de la pandemia que azota al mundo, en el país, surgieron varias interrogantes que deberán ser abordadas en el plan nacional de educación que implementará el gobierno, ante el inicio del año escolar cómo, por ejemplo:
¿Cuáles herramientas, además del internet, utilizará el sistema de educación a distancia?
Un reciente informe del Foro Económico Mundial (World Economic Fórum), reveló que apenas un 60%, de la población mundial, tiene acceso regular al internet, provocando que muchas instituciones educativas comiencen a explorar soluciones alternas, dando paso a otras modalidades de aprendizaje mediante la utilización de plataformas más accesibles, tal como, la programación de radio y televisión educativa.
En teoría, no estamos preparados para implementar un cambio drástico en nuestro modelo de enseñanza, aunque algunos centros educativos situados en segmentos sociales de clase media, lograron ajustar sus calendarios para continuar impartiendo docencia en medio del estado de emergencia, empero, la mayoría precisó de grandes esfuerzos para adentrarse en el campo de la tecnología.
¿Cómo se implementará en medio de la crisis, el 4% del PIB, dedicado a la educación?
El último reporte macroeconómico del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), denominado: “Políticas para combatir la pandemia”, estimó una caída de hasta el 6% del Producto Interno Bruto (PIB), en la región, lo cual, prevé una crisis económica que impactará al proceso de construcción del capital humano: La educación, por cuanto, el Estado, deberá reorientar su política presupuestaria dedicada a la educación para implementar programas de asistencia directa al sector educativo.
¿Cómo evitar el cierre y colapso definitivo de los centros educativos privados?
Definitivamente, la crisis sanitaria impondrá un considerable costo económico a las instituciones académicas privadas que representa un enorme desafío para el Estado, a quien corresponderá en lo posible evitar que dichos establecimientos y su personal, docente y administrativo, sean adsorbidos por el demoledor efecto de la crisis, acudiendo en su auxilio mediante la implementación de un sistema de subsidio financiero focalizado durante el período de la cuarentena.
Este mecanismo de soporte financiero para mantener a flote la nave de la enseñanza privada estaría siendo aplicado acorde con las características de los sectores más vulnerables de la población y consistiría, provisionalmente, en liberar de pago a los padres o tutores, por concepto de mensualidades, las cuales estarían siendo asumidas por el Estado, a cambio de la incorporación de los colegios y las universidades, dentro del plan nacional de enseñanza a distancia encabezado por el Ministerio de Educación.
¿Están debidamente preparados nuestros docentes para impartir clases online?
A diferencia de las universidades que, previamente, capacitan a su personal docente para hacer frente a la transición virtual, con herramientas y equipos, que son utilizados durante su ciclo académico normal, los centros educativos del nivel básico, fueron sorprendidos por este cambio tan inesperado, siendo este inconveniente, una de las principales tareas pendientes en el proceso de fortalecimiento de las competencias del docente que se formó para impartir conocimiento de manera presencial.
¿Qué papel jugará la familia, en el proceso de enseñanza online?
Durante el cierre de las escuelas y encierro de las familias, las autoridades educativas deberán procurar mantener un vínculo permanente entre el estudiante y el profesor, asimismo, entre el centro educativo y los padres o tutores, siendo estos últimos, el principal componente para viabilizar el contenido del currículo escolar, por tanto, es imprescindible incorporar rutinas y terapias de grupo, acompañadas del monitoreo permanente de los docentes que lideran el ciclo de aprendizaje.
¿Cómo será aplicado el currículo académico para determinar los objetivos del próximo año escolar?
Aunque el Ministerio de Educación, no contaba con una estrategia nacional de educación a distancia, menos aún, para ser aplicada en medio de una emergencia sanitaria, las autoridades han desplegado esfuerzos en base a las capacidades existentes, aprovechando la infraestructura tecnológica que posee el Estado, para desarrollar una plataforma de aprendizaje integrada por diversas áreas.
En ese contexto, el currículo educativo tendrá que transformarse y equilibrarse, en función de las prioridades pertinentes para responder a las necesidades de los estudiantes en las condiciones en que será necesario enseñar, ya sea en los entornos escolares semipresenciales, modificados a partir de las medidas sanitarias, o en el hogar con un ecosistema de aprendizaje online, ambos, esenciales para sostener la educación.
¿Cuáles temas, además de la terapia familiar, constituirá el currículo educativo?
El ritmo acelerado del conocimiento y la dificultad ocasionada por la crisis sanitaria global que afecta al sistema educativo en general, deberá propiciar un proceso hibrido de integración entre la tradicional disciplina curricular y el abordaje de los temas que tienen que ver con la nueva realidad social, dentro de un nuevo contexto postmodernista propio del siglo XXI.
Por último, ¿Cómo integrar a la sociedad, en medio de la crisis, en un mismo proceso de enseñanza?
La educación tiene por misión, mediar entre el hombre y el medio que lo rodea, por tanto, en tiempo de crisis, la enseñanza es un motor de cambio para avanzar en la consecución del desarrollo sostenible, en ese sentido, es preciso que la sociedad, en su conjunto, se integre a la encomiable labor de estudiar para enfrentar a los múltiples retos surgidos a partir de la dificultad, propiciando un proceso de revolución educativa que incorpore un mismo objetivo común.
Por Fitzgerald Tejada Martínez