Quizás producto de situaciones familiares que han dejado gran tristeza en mi corazón, la inspiración se ha aprovechado para jugar al escondido, pero como no es fácil ganarme la batalla, probablemente me dedique a escribir sobre la realidad, a veces tan cruel, que encierran los refranes de nuestros viejitos del ayer.
Es posible que algunos hayan oído el siguiente: “Los niños hablan cuando las gallinas mean”.
Obviamente, me puse a indagar y encontré lo siguiente: “No orinan porque sus conductos urinario y digestivo desembocan en un único orificio: la cloaca. Así, en lugar de evacuar orina y heces por separado, las gallinas (y muchos otros animales) lo hacen al mismo tiempo. … Eso es el equivalente a la orina en una gallina”. Wikipedia.
Esto significa que, a diferencia de los seres humanos, las aves, exceptuando los avestruces, no tienen vejigas.
Analizando el contenido del refrán, se puede colegir que, para quienes nos criaron, los niños no tenían derecho a hablar. El análisis se puede interpretar como discriminatorio y cruel, pero ellos se referían al momento en que los adultos tenían el uso la palabra.
Aunque me gustan los tiempos modernos, siempre podemos aprender algo de la sabiduría del ayer, porque ahora algunos padres permiten que los niños interrumpan, contradigan e irrespeten las conversaciones de los mayores, y en ocasiones con la chistosa aprobación de ellos.
Podemos modificar algunos criterios de aquellos tiempos, pero entendiendo que los mismos tenían una gran profundidad. En todas sus afirmaciones había encerrada, quizás un poco a su manera, una gran verdad. Si muchos de nosotros, hoy tenemos principios, es gracias a la formación que recibimos. Me encanta lo moderno, pero siempre respetando lo aprendido en aquellos tiempos del ayer.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica