Se debe apoyar todo esfuerzo institucional para reducir las muertes ocurridas en la República Dominicana debido a los accidentes de tránsito. La utilización de alcoholímetros sin duda que es una buena decisión. No obstante, es conveniente que las autoridades y toda la población sea consciente de lo siguiente.
Un alcoholímetro es un dispositivo diseñado para medir esencialmente etanol, el alcohol que está presente en vinos, cervezas, rones, ginebras, whiskys, tequilas, vodkas…y toda clase de “bebidas espirituosas”.
Esto significa que el alcoholímetro mide etanol allí donde se le utilice tal como el termómetro que ha sido diseñado para medir la temperatura.
Como docente de química somos conscientes de que alcoholímetros, termómetros o cualquier otro instrumento de medida debe ser calibrado, viene de fábrica con una precisión definida y, sobre todo, para que cumpla con su objetivo debe ser correctamente utilizado.
La calibración puede ser un procedimiento complejo en algunos instrumentos por cuya razón no se espera que la policía calibre los alcoholímetros. Sin embargo, deben disponer de alguna forma simple para saber que los alcoholímetros están en buen estado de funcionamiento.
Esto puede lograrse realizando varias medidas en personas que no hayan tomado alcohol. Si el dispositivo está correcto el promedio de las medidas deberían corresponder con valores esperados.
Quizás, el tema más importante que se quiere comunicar esté relacionado con el uso correcto del alcoholímetro. En química llamamos enmascaramiento a resultados de análisis que no tienen que ver con la realidad. El enmascaramiento conduce a resultados que en términos técnicos se denominan falsos positivos o falsos negativos.
Esto es que, una persona pueda dar positivo en una prueba de alcoholemia cuando en realidad esa persona no haya consumido ninguna bebida (falso positivo). La otra opción es que salga negativo aún haya tomado una gran cantidad de alcohol. (falso negativo).
¿Cómo puede ser posible que se salga positivo sin tener alcohol en su sangre?
Se pondrá un ejemplo típico. Un conductor se detiene a saludar unos amigos y le sirven un “traguito”. Terminado el saludo sigue su marcha y es detenido en la próxima esquina por autoridades de tránsito. El policía solicita al conductor que sople la boquilla del alcoholímetro y obtiene una medida que compromete seriamente al conductor.
En el ejemplo anterior, se estará midiendo el alcohol remanente en la boca y no el alcohol en sangre que es lo que tendrá el policía en su cabeza. El alcohol en sangre es el que reduce las habilidades para conducir un vehículo, no el alcohol en boca.
Este aspecto es esencial en términos jurídicos ya que, aunque el alcoholímetro condena al conductor en la realidad, el mismo no ha cometido delito.
Una situación similar a la anterior puede ocurrir cuando se utilizan enjuagues bucales y medicamentos para la tos. Los cuales pueden contener alcohol en su composición química.
Asimismo, algunos medicamentos para la gripe, también el metronidazol y medicamentos utilizados para la depresión y la ansiedad pueden reaccionar en el interior del cuerpo con pequeñas cantidades de alcohol ingerido. Esto trae como consecuencia que se incremente la concentración de alcohol en sangre.
Esto significa que la ingestión de un trago de alcohol mostrará en el alcoholímetro que la persona ha bebido una mayor cantidad de lo que dice. Por esa razón, es conveniente que se le pregunte a su médico sobre las interacciones del alcohol con cualquier medicamento que usted esté consumiendo.
En síntesis, no es lo mismo alcohol en boca que alcohol en sangre. El uso correcto del alcoholímetro por parte de las autoridades y el aumento de la prudencia en toda la población servirán para reducir las muertes por accidentes de tránsito.
Por Humberto Contreras Vidal (huco71@gmail.com)
El autor es doctor en ciencias químicas, residente en Santiago de los Caballeros