No me es posible ignorar el dolor que me rodea, me contagian también el amor y la alegría que existen, pero el dolor, es más. Hay mucho dolor y no sé cómo dejar de notarlo. Me duele ver lo que las personas hacen por un poco de dinero y en qué llegan a convertirse. Me duele la avaricia y la traición.
No puedo fingir ni callar lo que siento, pienso que aún es posible, para muchos colectivos, como el nuestro, adquirir libertades y derechos necesarios para vivir con dignidad, como personas. Cada habitante en este planeta tiene parte de responsabilidad.
Cada quien, desde el lugar donde se encuentre, construye o destruye, dependiendo de la actitud que decida asumir. Dar la espalda, dejar pasar, no hacer nada cuando la ocasión se presenta y nos demanda, es lo que hacemos casi todos y después nos quejamos.
Hoy sabemos que las guerras, el hambre, las enfermedades su solución están en manos del hombre. Seguiré tirando “piedras a la luna” como un maldito loco, convencido que es posible la construcción de una mejor democracia, con instituciones más fuertes y justas.
Instituciones que pongan en el centro de su accionar al ciudadano, que contribuyan a crear mejores condiciones de vida en este país que tanto lo necesita. Que pequeño puedo ser, que insignificante, perdonen los señores, pero no me rendiré.
El milagro seremos tú, yo, y los demás también, aún en un lugar como este paisaje en que vivimos, llenos de coprófagos en coches de lujo y fortunas inadmisibles, donde un profesional se muere de hambre, sino tiene una cuña de un amigo del partido en el gobierno, no le dan chamba ni en una cafetería.
Aunque no lo crean y sea una rareza en estos tiempos, donde las palabras dignidad, compromiso, perseguir una causa común para beneficio de un colectivo parezca cuesta arriba, aún existen personas que se resisten a ser vendidos o comprados por el político de turno.
Prefieren rechazar la comodidad y el dinero si a cambio deben prestarse para engañar o mentir, deciden mejor morir, no me rendiré. Aunque mi cabeza sangre, como expresó Mandela en el poema “Invictus” doy gracias al dios que fuere por mi alma inconquistable, no me rendiré.
No te rindas, como Pepe Mujica, quien también expresó “Sin herramientas colectivas no es posible lograr cambios en las sociedades”. “Los políticos deben vivir como vive la mayoría de su pueblo, para poder entender a esa mayoría que dicen representar”.
“Se ofende a la República, cuando a la presidencia de un país se la transforma, en una falsa corte real, con todo el boato que la rodean y de gastos inútiles que no tienen nada que ver con la función”. Dice Pepe, no me rendiré.
Seguiré erguido, aún mi cabeza sangre, la indiferencia, en tiempos tan difíciles, es inaceptable e irresponsable. Este pequeño lugar en el universo no tiene sentido, mientras existan tantos niños y ancianos con hambre y desnudos en las calles, no me rendiré…
Por Ebert Gómez Guillermo