Es posible que todos conozcamos personas, cuyo diario vivir, da la impresión de que lo dirige la mala suerte. Son seres humanos que, tal como afirmamos en este país, tienden a levantarse con el pie izquierdo.
En ocasiones, ocupan un lugar muy especial en nuestro corazón, pero, lamentablemente, por temor a escuchar la dramatización que hacen de todo lo malo que les acontece, nos vemos obligados a evitar su presencia, por temor a ser integrante del teatro permanente que forma parte de su vida.
Es muy difícil que, cuando les saludemos, nos respondan de manera positiva, nunca nos dirán que están bien. Siempre afirmarán que son hijos de la mala suerte, y, como parecería que tienen esa predisposición, generalmente, resulta ser como una especie pronóstico.
Hay muchos factores que influyen en este comportamiento, tales como la baja autoestima, la depresión, el desamparo aprendido, etc.
Llamó mi atención el concepto de Fenómeno del filtrado, el cual afirma: “Es habitual que detrás de la creencia de que todo nos sale mal haya una distorsión cognitiva. Las personas percibimos la realidad en función de aquello que “queremos” ver. Si nos empeñamos en ver todo lo malo que nos pasa y hacemos, es decir, tenemos una visión muy negativa de la realidad, no es de extrañar que veamos que muchas cosas nos van mal. Fuente:https://psicologiaymente.com/psicologia/todo-me-sale-mal.
Uno de los grandes retos que tenemos los profesionales del área de psicología, especialmente cuando quien enfrenta esta situación, tiene medios económicos muy bajos, es que se necesitan recursos para manejarse con los profesionales aptos para sacarlos del túnel en que están inmersos. En muchos casos, el suicidio, generalmente es una opción.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica