A propósito de dos artículos publicados en varios medios digitales del país, donde el veterano periodista Orión Mejía enumeraba las luminarias del periodismo dominicano, creo que su visión al respecto guarda cierta similitud con la nuestra, sólo que, conceptualmente, diferimos en cuanto a lo nacional y Distrito Nacional como demarcaciones geográficas.
El periodismo siempre ve como objetivo la creación de informaciones, opiniones y sus actividades conexas para la creación automática de conceptos con la finalidad, no sólo de edificar ideas, sino de abrir espacios para la discusión. Y en ése último punto es que Orión Mejía es un referente (como dice el título de su enfoque) para hacer taller de análisis de sus artículos, en específico.
Orión Mejía, lejos de las elucubraciones, de los tejedores de contraposiciones de la política, es uno de los más avanzados periodistas de la República Dominicana. Que no haya espacio para dudarlo. Pero la visión de que su lista, pequeña por supuesto, de creer que sólo en la capital del país, con escasas excepciones, el periodismo dominicano ha generado “referentes”, merece una ponderación más exhaustiva.
La visión localista, secesionista y arbitraria de la historia de la prensa en su conjunto de oficios, distorsiona la realidad de nuestro periodismo.
Hablamos de la inmensa capacidad de los santiagueros de «hacer» sus periodistas sucesores; muchos de ellos emigraron a la capital dominicana y se han destacado como tales en un paralelismo casi perfecto que, al día de hoy, se mantienen en esa lista brillante de periodistas que enumera Orión Mejía.
En la época de apogeo del periodismo dominicano, surgido del momento que generaba más noticias, como las dictaduras cruentas, un renglón del comercio ya involucraba la traída de papeles por rollos y cortados, como las famosas «cuartillas» que usaban y usábamos hasta los noventas, tintas, plomo, tipos en acero para los linotipos ya en época un poco más avanzada, pero antes se usaban las calandrias y el papel era importado cortado para diarios tipo estándar.
De ahí surgió la necesidad de que los comerciantes españoles que traían esos insumos buscaran la manera de inculcar en la población el hábito de lectura. Lo hacían mediante la página de sociales, donde se lucían los personajes de la intelectualidad, sus señoras e hijos. Se publicaban las actividades de los clubes de ricos, bodas, cumpleaños y hasta de bautizos que generaban lectura y con ello la factura con que se cubrían los gastos.
Más tarde, llegó la televisión, la radio y los pasquines que se distribuían en los parques de las ciudades. Todo lo escribían periodistas. Todo lo hablaban periodistas, hasta que se mezcló el oficio con la locución, que no requerían los tecnicismos para las actuaciones de los teatreros en la televisión.
Por eso creo que la idea de Orión de abrir un espacio de reconocimiento de las luminarias de nuestro periodismo, es grata, es buena, es brillante porque deja abierta la puerta por dónde deberán entrar los nombres que hicieron historia en el periodismo local de su provincia y que por falta de espacio el periodista no pudo plasmar en sus dos artículos, que debieron ser más, unos cinco, seis.
El exuberante listín de figuras que en distintas épocas, de una manera o de otra, nos llevaron con sus esfuerzos al periodismo de calidad de ahora, sin menoscabo de quienes hemos deseado serlo, pero el tiempo de desorden intelectual y social que vivimos no nos permiten avanzar como un Rafael Herrera, Huchi Lora, Elsa Expósito, Germán Ornes C., Pía Rodriguez, Orlando Martínez W., entre otros prominentes hombres y mujeres del periodismo dominicano de ésta época.
Confieso, que para escribir éstos párrafos, he tenido que releerlos, volver a enfocar y corregir, puesto que Orión Mejía es uno de esos referentes donde él mismo se excluyó del cual forma parte activa y contraponerle podría verse como una afrenta. A pesar de ello, creo prudente anexarle a la lista la pléyade histórica de periodistas, algunos de ellos que nunca estudiaron periodismo, que ilustra el prontuario nacional del oficio.
Entre ellos, agrego, Pía Rodriguez, Enrique Franco Anido, Ulises Franco Bidó, Luis A. Franco Olavarrieta, Pedro M. Hungría, Eugenio Deschamps, José Armando Hungría, Alfredo Rojas, que nacieron en Santiago de los Caballeros, mientras que Gregorio García Castro (Goyito), nativo de La Vega, dirigió en Santiago de los Caballeros el periódico El Sol.
Ya en ésta parte de la historia que no termina de escribirse, entre nuestros periodistas que refulgen como resolana y que algunos nos ven detrás del espejo de la vida, se encuentran Ramón de Luna, Osvaldo Nelson Hernández, Adriano de la Rosa, Carlos Ramírez Báez, y muchos otros que, observando su profesionalismo a la hora de decir la verdad y enfrentar la ignominia, cada quien con sus adversidades a cuestas, representan etapas diferentes que hacen concordar con Orión Mejía en que somos ricos en periodismo.
Por Carlos Ricardo Fondeur Moronta
*El autor es periodista, crítico de cine, residente en Santiago de los Caballeros, República Dominicana.