El inicio de este nuevo año 2022, enfrenta al mundo de hoy con grandes retos y desafíos que provocan gran incertidumbre en la población, la trascendencia del momento actual nos tiene que poner a pensar en la importancia de trabajar de forma colectiva e inclusiva, con un tipo de liderazgo preparado y con experiencia que goce de la mayor legitimidad para gestionar los grandes cambios que se necesitan para transformar nuestras sociedades, con medidas que produzcan los menores costos sociales posibles.
El año 2022 viene precedido de un año 2021 en que se han acrecentado y ampliado las desigualdades entre países y dentro de ellos, Problemas socioeconómicos, la situación de la pandemia y los riesgos externos, así como la inflación global, los tipos de cambio, el aumento de los precios de los artículos de consumo masivo, de los combustibles, de la electricidad entre otros.
La pandemia, ya próxima a comenzar su tercer año, ha tenido un profundo efecto sobre personas, comunidades, países y la cooperación y solidaridad internacional, Después de un año 2021 en que la gente añoró volver a la “normalidad”, ya es evidente que el Covid-19 no permitirá que eso suceda., y plantea duros desafíos para 2022, que deben ser afrontados con más presteza, solidaridad, adelantándose a los cambios y protegiendo a la ciudadanía
las medidas de confinamiento, la muerte de seres queridos, la campaña de vacunación y la incertidumbre general derivada de la pandemia han causado o acelerado replanteos vitales en el modo de vida de la población, que hacen necesario consultar y escuchar a la ciudadanía y explicarle las decisiones que se tomen y mejorar las condiciones de vida generales de una población cada vez más marginada y empobrecida.
El nuevo año ha llegado en un momento en que el Banco Mundial en un informe de Enero de este año, ha rebajado su pronóstico de crecimiento para el 2022, señalando lo siguiente, “el crecimiento mundial se desacelerará este año y la situación podría empeorar por el impacto de la variante ómicron del coronavirus, que se propaga rápidamente en todos los continentes’’, a lo que debemos agregar lo dicho por el presidente del Banco Mundial, David Malpass, “la peor parte será para los países en desarrollo, que «se enfrentan a graves problemas a largo plazo relacionados con tasas de vacunación más bajas, políticas macroeconómicas globales y al peso de la deuda”.
Para nuestra región el Banco Mundial en su informe señala lo siguiente, ‘’América Latina crecerá un 2,6% en 2022 y un 2,7% en 2023, después de una fortísima recuperación del 6,7% el año pasado y se enfrenta a importantes riesgos como un aumento abrupto en la cantidad de casos de COVID-19, tensiones en la financiación y estrés relacionado con la deuda, las proyecciones implican que la región perderá terreno en el ingreso per cápita no solo en relación con las economías avanzadas, sino también con las de Asia oriental y el Pacífico y las de Europa y Asia central’’.
La pandemia del COVID-19 está generando en el mundo y en nuestra región una crisis sanitaria, económica y social, que por nuestras históricas debilidades estructurales, provocan fuertes dificultades para enfrentar con éxito estos graves problemas como son los de lograr la contención epidemiológica, la recuperación económica y la mitigación de los costos sociales, las debilidades económicas y los altos niveles de pobreza y de desigualdad, constituyen un fuerte reto para enfrentar lo que nos puede traer este año 2022.
América Latina y el Caribe es una de las regiones más vulnerables, con solo 8,4% de la población mundial, pero 32,5% de las muertes por COVID-19 a nivel global, donde persiste el problema de la deuda, la pobreza afecta a 209 millones de personas y la pobreza extrema a 82 millones, y la informalidad y el desempleo no se recuperan, a lo que debemos agregar el tema más crítico que es la disponibilidad y la desigualdad en la distribución de las vacunas contra el Covid-19.
A esto se ha referido el Papa quien en un mensaje planteo lo siguiente, “El coronavirus ha provocado mucha muerte y sufrimiento, afectando a la vida de muchos, especialmente a los más vulnerables”, dijo en su español nativo. “Les ruego que no se olviden de los más vulnerables. En medio de tanta oscuridad e incertidumbre, nos falta luz y esperanza. Necesitamos un espíritu de justicia que nos movilice para garantizar un verdadero acceso universal a la vacuna, y una suspensión temporal de los derechos de propiedad intelectual”.
Nuestro país debe estar preparado para afrontar los retos y desafíos que nos trae este nuevo año 2022 y hacer esfuerzos para lograr el éxito en la lucha contra la Pandemia, la recuperación económica y una política social inclusiva y solidaria que contribuya a ayudar a las poblaciones más vulnerables, esto solo será posible con la participación de todos los sectores políticos y sociales, unidos en un solo propósito que es la defensa de los intereses nacionales, esto permitirá mirar hacia delante y evitar cualquier retroceso que pueda frustrar los deseos de la mayoría de la población .
Los retos y desafíos del año 2022 son muchos y han sido aumentados por la crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid 19, por lo que los dominicanos que desean mejores condiciones de vida, menos pobreza y desigualdad, deben estar prestos a luchar por la defensa de sus derechos, frente a los sectores que siempre tratan de aprovechar las crisis para beneficiarse y satisfacer sus intereses personales.
El nuevo año 2022 nos presenta un futuro incierto con algunos nubarrones, pero también en los tiempos difíciles están las oportunidades, el optimismo y la confianza en las fuerzas de los dominicanos, nos abrirán todos los caminos para crecer y ser mejores ciudadanos, conscientes de que debemos luchar por hacer de la República Dominicana un mejor país, del cual nos sintamos orgullosos todos los dominicanos.
Por Luis Fernández
*El autor es político y comunicador