Hace unos días recibí un enlace, vía WhatsApp, que me envió un amigo y antiguo compañero de trabajo, se trataba de una promoción sobre el montaje de la famosa tragedia del dramaturgo inglés, William Shakespeare. En esta ocasión, una adaptación realizada por nuestro excelente Teatro Guloya.
Desde hace muchos años, ya tenía el conocimiento de que el drama se refiere al amor imposible de dos jóvenes: Romeo y Julieta, que tan pronto se conocieron, se amaron de forma desenfrenada.
Ese amor fue tan fuerte y profundo, que les dio el valor necesario para enfrentar la férrea oposición de sus padres, casándose a escondidas. Y llegar al punto de preferir el suicidio, antes que vivir separados.
Desde la música, con la cual empezó esta magistral obra de teatro, hasta todo el tiempo que duró el drama, mis sentidos eran incapaces de soportar tantas emociones, y no sé cómo pude reprimir las lágrimas, que luchaban por salir.
Según mi humilde interpretación, el trabajo realizado por los directores de este exquisito montaje, logró que se mantuviera la finura que caracteriza la obra, pero que, al mismo tiempo, el público pudiera disfrutar algunas expresiones populares que, casi todos, especialmente los que vivimos en barrios de la parte alta, estamos acostumbrados a escuchar.
Finalmente, di gracias a Dios por estudiar, pues, solo a través de los conocimientos, se logra penetrar en un mundo tan mágico, y poder entender este drama, manejado de una manera magistral, pero con matices muy populares. La experiencia fue inigualable.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)