La realidad política que vive en la actualidad la República Dominicana, nos indica que el actual mandatario logrará sin tropiezo la reelección por su cómoda ventaja que en términos porcentuales les lleva a los candidatos de la oposición.
Esto se desprende de la gestión de gobierno que ha realizado con muchas luces y poquísimas sombras, generando una simpática extraordinaria hasta en sus contrarios de parcelas políticas, a tal grado que, inclusive, aspirantes congresuales del nivel senatorial han renunciado a sus aspiraciones porque entienden que el candidato oficialista se merece continuar por cuatro años más que le permite la Constitución.
La dirigencia alta de la oposición, más o menos significativa, está realizando su papel electoral, que lo esté haciendo para salir airoso, ya es otra cosa. Están haciendo gárgara, aguaje, morisqueta, y muchos allantes más para justificar el uso de los fondos que le confiere las leyes, y, hasta realizaron bravuconadas por los adicionales que indica las mismas leyes, algo que por primera vez se materializó y es bueno señalar que durante sus dos décadas de gobierno no cumplieron con ese complemento, por el cual se fueron de “gira cherchosa” a presentar quejas llorosas ante un organismo internacional donde quedaron de feo porque no fueron recibido por su titular.
Me permito expresar la gran alegría que la derrota aplastante a la oposición producirá en la inmensa mayoría del pueblo dominicano. Es que no volverá a tener en el palacio nacional un presidente que pague para no matar, un presidente que no sabe que sus familiares se están enriqueciendo con negocios de todos calibres con instituciones del Estado, ni presidente permisivo con la odiosa corrupción y el nepotismo excluyente.
Dios es justo y sabe bien que después de tantas vicisitudes sorteadas con éxitos, el presidente Luis Abinader merece repetir en el cargo para profundizar el cambio, cambio que indiscutiblemente ha dado sus buenos frutos y que la cosecha será mucho mayor porque es una realidad lo que se ha demostrado con creces que en el manejo de las arcas del Estado: “cuando el dinero no se lo roban, alcanza para todo”.
Lo que debemos señalar es que esta ha sido una campaña electoral pacífica, sin sobresaltos, sin temor a vagabundería desde la Junta Central Electoral, sin guardias ni policías haciendo proselitismo, ni funcionarios amenazando a los subalternos, como solían hacer lo que hoy lo critican todo y tienen pesadilla de remordimiento porque realizaban todas las bellaquerías habidas y por haber, queriendo ahora, sin resultado alguno, achacarse al presente gobierno. Como dice un viejo dicho: “El ladrón juzga por su condición”.
Es grato proclamar a viva voz que indudablemente seguiremos en paz, seguiremos avanzando, seguiremos afianzando el cambio, porque ese que el pueblo sufragó en el 2000 y lo volverá hacerlo con muchas más razones ahora el 19 de mayo de 2024.
APROBADO…
Por Luis Aníbal Medrano S. (luisanibal.medrano@gmail.com)
El autor es periodista, político y municipalista