En esta patria de Duarte, digna de mejor suerte a juzgar por los sacrificios y tanta sangre derramada en su nombre, se producen hechos que son definitivamente inaceptables, a saber:
Es inaceptable, que agentes del orden (PN), que se supone tienen entre sus funciones principales, salvaguardar y proteger la vida de los ciudadanos, acribillen a mansalva a ciudadanos indefensos.
Sobre todo, cuando no han cometido ningún delito, y aún si lo hubieren cometido, esto último tampoco justica lo ocurrido con los predicadores evangélicos asesinados en Villa Altagracia.
Otro hecho que no tiene justificación alguna, ocurrió en la provincia Valverde, en diciembre de 2020, cuando “en un confuso incidente fue ultimado a tiros por dos agentes de la Policía Nacional el teniente coronel de la Fuerza Aérea de la República Dominicana (FARD), Ramón Israel Rodríguez Cruz, de 37 años”.
Resulta más que inaceptable, bochornoso, que solo en el mes de abril del presente año, hayan muerto más de 100 personas a causa del llamado, “alcohol adulterado”.
Cómo es posible que existan instalaciones clandestinas para destilar, envasar y distribuir este producto, sin que las autoridades se enteren.
Porque esto no es nuevo, se puede apreciar en las imágenes que han circulado recientemente en los medios, solo que ahora, sumado a la “pandemia”, al caso de los predicadores evangélicos asesinados en Villa Altagracia, resulta sencillamente alarmante.
Por Daniel Rodríguez González