Una experiencia agradable

El pasado día miércoles 18 de diciembre del año en curso salí en un autobús a las 6:45 am desde Santiago de los Caballeros para participar en un encuentro navideño. El mismo se llevó a cabo en un club, de tres países árabes hermanos, localizado en el malecón próximo a la Dirección General de Pasaporte en Santo Domingo.

Como es costumbre me bajé en el Km. 9 y abordé el metro de Santo Domingo. Al llegar a la estación Centro de los Héroes en La Feria advertí que la fiesta estaba convocada para las 12 horas del mediodía. En mi mente estaba seguro que la fiesta estaba pautada para las 10:00 horas en la mañana.

Decidí ganar tiempo y me puse a conocer los negocios de dicha estación. Lo que nunca pensé fue encontrarme con la maravillosa Sala Memorial a los Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo. Aunque quería pasar unos minutos, la realidad es que en sólo uno de los pasillos de esa pequeña y gigante sala a la vez me consumió una hora.

Inmerso en una parte de nuestra historia reciente, no niego que se me aguaron los ojos con el contenido de las cartas que algunos de los expedicionarios enviaron a sus madres y padres. Sin duda, esta sala es un espacio que todo dominicano tienen que visitar, al menos, una vez en su vida.

Luego tuve que conformarme con hacer fotos a todos y cada uno de los textos, gráficos y objetos que allí están.

Estando cerca de mi destino en aquella mañana, tuve la tentación de caminar 20 minutos para llegar al club. Sin embargo, la sensación de calor provocada por la luz del sol me quitó la tentación.

Oí de guaguas expreso que iban hacia San Cristóbal. Uno de los que buscan pasajeros me señaló un autobús que estaba parado de la OMSA (Operadora Metropolitana de Servicios de Autobuses).

Caminé hacia ese vehículo y en ese momento me di cuenta de que hacía un buen tiempo que no utilizaba ese transporte público. Como tonto de la primera vez, no pude encontrar la forma de acceder al interior del autobús. Muy gentilmente un chofer se acercó y me trajo a la modernidad. Me mostró que podía utilizar la tarjeta del metro de Santo Domingo que inmediatamente fue utilizada. También vi que se pueden utilizar otras tarjetas de débito y hasta de crédito posiblemente.

Esta experiencia me hizo recordar mi estancia en España. Pagué con tarjeta y viajé sentado, cómodo, seguro y en un ambiente climatizado (con aire acondicionado). No tuve que vocear – ¡Me Deja! -, mediante un botón pedí la parada y me dejaron justo a la entrada del club (como si fuera un servicio de taxi gigante). ¡Qué agradable!

Lo único que nos falta, en ese sentido, para que estemos a nivel del servicio de transporte español es un seguro de viaje. El congreso dominicano debe legislar para que toda empresa pública o privada favorezca con un seguro de viaje a toda persona que aborde un servicio de transporte. Esta medida puede contribuir a fortalecer la institucionalidad del estado dominicano. Y quizás, sumaría una solución parcial al problema del tránsito en la República Dominicana.

Finalizo diciendo que siempre me quedo en el Km. 9 porque estoy añorando poder bajar en la entrada de Los Alcarrizos.

He oído que hay problemas de ingeniería que están retrasando la terminación de la ampliación de la línea del metro. Quizás sea el momento de dar entrada, de que nos demos una oportunidad, de permitir a la ingeniería china que ponga remedio y termine con los problemas encontrados.

Si así se hiciera, estoy seguro que jamás volveré a bajar en el Km. 9, y a partir del año 2025, viajaré por carretera sólo hasta la entrada de Los Alcarrizos.

Por Humberto Contreras Vidal (huco71@gmail.com)
El autor es doctor en ciencias químicas, residente en Santiago de los Caballeros.

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