En este inicio del ¨tercer milenio de la era cristiana¨ a la humanidad le acecha un futuro incierto, en todo el sentido de la palabra, esto tiene que ver, específicamente, en lo relacionado con su escala de valores.
En las actuales circunstancias en que viven las diversas sociedades y naciones, se han comenzado a invertir valores, por ejemplo, como en las ciencias, no siempre son desarrolladas para encontrar la verdad. Mas bien estas se acomodan a intereses y necesidades, en muchos casos creadas.
El valor de lo moral, como tal, en la práctica, de la gran mayoría de nuestras actuales sociedades, no siempre se inclina hacia hacer el bien.
El arte, es otro valor muy relacionado con la cultura de nuestros pueblos, cuya finalidad debería inclinarse hacia la belleza dentro de la diversidad. La realidad de las inclinaciones culturales en nuestros momentos actuales tiende hacia el mal gusto y los bajos instintos, o al menos es lo que está de moda.
Valores como la integridad, honestidad, dignidad son especie en extinción en muchas sociedades de nuestros días. Por tanto, muchas de las generaciones que nos antecedieron y por las cuales avanzamos niveles de humanidad en el hombre, se encaminan a desaparecer.
En lugar de la solidaridad, abundan la confabulación y la mentira. En Donde hubo ensueños comunes hoy hay asociación de malhechores.
Los ideales escasean al igual que el hombre con carácter propio, son especímenes muy mal vistos en estos días. Abunda el servilismo y la adhesión de las mayorías hacia quien detente el poder de turno.
Lo justo pierde valor ante la ley, la violencia gana al derecho. La disidencia es mal mirada por la democracia a pesar de ser ésta el principio y razón de existir de la otra.
Es una tendencia en nuestros días, en diferentes sociedades, la organización de personas que tengan afinidad en valores y gustos, con la finalidad de formar comunidades cerradas, o sea, solamente convivir con quienes tengan los mismos valores e intereses.
Eso no está mal, por un lado no es bueno que el hombre esté solo, aunque por otro es temible que este mal acompañado. Será ese el futuro que nos espera¬, lo real es que cada generación concibe, de manera diferente, los valores sociales.
Pero cuando la dignidad, la honestidad, la integridad y otros valores como la bondad, la moral parecen absurdos y son cubierto de insultos y se hacen ver como ridículos, eso indica que la decadencia de esas sociedades ha llegado a sus extremos.
Significa también que, son escasas las posibilidades, para la gran mayoría, en esas sociedades, alcanzar el bienestar, porque los ideales de quienes dirigen, en ese momento, se encuentran alejados de quienes dejaron de pensar en sí y sacrificaron sus goces materiales, su fuerza, sudor, lágrimas y hasta su sangre para lograr para todos lo que sólo unos pocos explotan.
Por Ebert Gómez Guillermo