Es un objeto que siempre está presente en diferentes áreas del hogar, especialmente en la casa de una mujer coqueta, que se ama a sí misma.
Todas los usamos, pero no muchas nos atrevemos a autoanalizarnos en ese espejo implacable, que se llama vida.
Desde hace días estoy deseando tener la oportunidad de poder describirme, imaginándome como ella me ve.
Dando vueltas a mi loca cabeza, tratando de ponerme en su lugar, me veo de la siguiente forma:
-Capaz de realizar acciones insólitas, por ejemplo: volverme loca por ir a ver un concierto de Andrea Bocelli,en el Teatro Nacional, toda fina y bien vestida, y luego, al regresar, permitir que las hormonas se me alboroten y con el mismo look, “desflecarme” bailando una bachata de Antony Santos, y ponerme a vocear: “holaaaaa, me encanta esa vaina.”
-Cuando alguien me ha hecho sentir mal y en ese momento tengo que ponerle un freno a mi lengua, soy capaz de preparar un libreto con las cosas que pienso decirle, cuando esté calmada, y lo hago. Realmente, me da mucho resultado, porque la ira es mala consejera.
-Me burlo de muchas cosas, inclusive, de mí misma.
-Me encanta cuando las demás personas, intentando conseguir algo de mí, me adulan, entendiendo que “se la están comiendo”. Realmente, no tengo pose, me acepto tal como soy.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)