El dirigente político Domingo Contreras anunció este miércoles su renuncia del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), tras cuatro décadas de militancia, citando una «desconexión» del partido con sus bases y el electorado. Contreras atribuyó este distanciamiento a la división interna que el PLD ha enfrentado desde el 2019.
Contreras, quien fue candidato a alcalde del Distrito Nacional en las recientes elecciones municipales, lamentó no haber logrado formar una alianza opositora sólida que hubiera incrementado las posibilidades de éxito en el proceso electoral.
«Como candidato, intenté articular una alianza que nos diera fuerza competitiva, pero las dificultades internas impidieron un consenso», expresó Contreras en una carta de renuncia dirigida a la Secretaría General del partido.
El excandidato señaló que la incapacidad de la oposición para unirse y la «imposición brutal» del gobierno durante las elecciones municipales, junto con el uso del método D’Hondt en las congresuales, resultaron en la pérdida de 38 escaños, lo cual consideró un golpe a los intereses de las comunidades que confiaban en la oposición.
Contreras criticó al PLD por desaprovechar la oportunidad de renovarse tras sus congresos internos en 2020 y durante el actual proceso de consulta. Según él, en lugar de fortalecerse, el partido salió «más debilitado» y perdió gran parte de su influencia, cayendo de más de dos millones de votos en 2016 a solo 400,000 en las elecciones más recientes.
El también exmiembro del comité político subrayó la necesidad de una nueva forma de oposición, enfocada en las luchas sociales. Argumentó que la fragmentación del panorama político, los retos migratorios y la vulnerabilidad ante el cambio climático exigen que los partidos se reinventen y recuperen su rol como agentes de cambio.
«El país necesita una oposición que defienda los derechos sociales, políticos y económicos de la población, y que fomente un debate plural y profundo», concluyó Contreras, reafirmando su compromiso con una República Dominicana más justa y equitativa.
Por Roberto Tiburcio