Santo Domingo.-El capítulo estudiantil de la escuela de Ingeniería Civil de la Universidad Iberoamericana (Unibe), perteneciente al prestigioso Instituto de Investigación sobre Ingeniería de Terremotos (EERI – por sus siglas en inglés), recientemente participó, por segundo año consecutivo, en la mundialmente conocida Competencia de Diseño Sísmico para estudiantes de pregrado (SDC por sus siglas en inglés), obteniendo la posición número uno de Latinoamérica y número 11 a nivel mundial.
“Con esta posición Unibe se coloca por encima de algunas de las principales universidades de los Estados Unidos de Norteamérica y otros países, reconocidos como pioneros en el campo de la ingeniería sísmica”, comenta el Ingeniero Francisco García, director de la escuela de Ingeniería Civil de esta alta casa de estudios.
Debido a la situación sanitaria mundial originada por el COVID-19, el Consejo de Liderazgo Estudiantil del EERI, quienes organizan el evento (SLC), decidió enfocar el tema de la competencia en el área de la salud y requirió como propuesta de concurso, el análisis y diseño de la expansión de un hospital en la ciudad de Seattle, Washington, con la finalidad de aumentar el número de camas disponibles.
En ese sentido, la estudiante y capitana del equipo Biandry Cabrera, comentó que el formato implementado este año implicaba la realización de un análisis crítico y profundo del comportamiento de la estructura del hospital sujeta a cargas sísmicas, teniendo en cuenta las restricciones de las características del suelo, configuración estructural y diseño arquitectónico, lo cual se dividió en cuatro (4) fases.
La primera fase de la competencia consistió en describir y analizar las características del suelo de la zona donde estaba ubicado el hospital para determinar el nivel de sismicidad.
En la segunda fase se realizó un modelado de madera balsa en el software de análisis estructural ‘ETABS’ para analizar la estructura existente del hospital y poder determinar si la configuración estructural podía resistir las cargas sísmicas.
El edificio cuenta con un sistema aporticado de 9 niveles con riostras en la totalidad de la cara oeste y la hilera izquierda en la fachada norte y sur provocando flexibilidad en la cara este de la estructura. En la tercera fase, se propuso un diseño arquitectónico tomando en cuenta las operaciones diarias de un centro hospitalario.
La cuarta y última fase de la competencia, se basó en un proceso iterativo para determinar una configuración tal que la estructura no colapsara a causa de esos movimientos de tierra, una vez realizada la expansión de 10 niveles.
Análisis preliminares dictaminaron que la estructura estaba sujeta a fuerzas de torsión de gran magnitud producto de la irregularidad del sistema, incluyendo su inclinación pronunciada, por lo que el resultado final fue una estructura del mismo material de 19 pisos con sistema dual de pórticos con riostras, el cual fue reforzado con un núcleo en forma ‘C’ de 2”x 4” que se extiende por todo lo alto del edificio, alcanzando un periodo de vibración (Tn = 0.144 seg), logrando resistir con creces las fuerzas laterales y torsionales generadas.
Estos modelos representan el edificio del hospital propuesto antes y después de la adición de la expansión, todo esto, combinado con una fachada llamativa y amigable con el medio ambiente, pero más importante aún, seguridad sismorresistente, derivó en el hospital llamado MR-21 en honor al Monte Rainier.
En el diseño propuesto de la fachada se utilizó, pintura bio-sostenible y paneles de cristal para permitir la entrada de luz solar. A su vez, se utilizaron paneles fotovoltaicos para aprovechar la luz solar como fuente de energía. Los mismos también cuentan con un 99% de protección contra los rayos ultravioleta y 95% contra la radiación infrarroja.
El lado oeste de la fachada se encuentra inclinado para aprovechar los tiempos de lluvia y recolectar el agua para uso adecuado, así como en el techo se encuentra una jardinera repleta de plantas endémicas de la ciudad, tal y como pueden verse en las siguientes figuras:
En palabras del presidente del capítulo estudiantil, Juan Carlos Pérez Peralta, resaltó: “estudiantes y profesionales de la Ingeniería Civil deben cada vez más interesarse por la ingeniería sísmica, debemos aceptar que hay mucha incertidumbre respecto al ejercicio de lo que hacemos los Ingeniería Civil, ya que no sabemos en qué momento podría producirse un terremoto, no sabemos cuál será la magnitud, sin embargo, debemos proveer confianza a las personas de que las estructuras que concebimos, diseñamos y construimos son resilientes y capaces, de acuerdo a los criterios técnicos y científicos más actualizados”.
Durante un año de arduo y exhaustivo trabajo, el equipo del EERI Unibe student chapter conformado por los estudiantes Juan Carlos Pérez Peralta, Biandry Cabrera, Richard Hernández, Guillermo Geraldo Meléndez, Karen Gil, Luis Casado, Alice Segura, Lissa Méndez, Luis Alcántara, Eva Sánchez, Heinrich Hofmann, Ámbar Guzmán, Isabella Guerrero, Mariana Rodríguez y Ana Marcano; además los jóvenes contaron con la orientación de docentes con maestrías y doctorados en el área de la ingeniería sísmica, como el doctor en Ingeniería Jean Guzmán, miembro del EERI desde el 2010 y asesor académico del capítulo, y el arquitecto Néstor Ramos Marchena. Los integrantes y colaboradores dieron todo de sí para lograr una buena representación de su universidad y de nuestro país.