La accesibilidad universal es y siempre ha sido uno de los principales elementos a ser cumplidos al momento de habilitar los derechos de las personas con discapacidad. La accesibilidad es la única forma de garantizar una adecuada calidad de vida para las personas con discapacidad y sus familias, ya que sin esta sería imposible acceder a educación, empleo, servicios, salud, financiamiento, programas de desarrollo comunitario o incluso programas sociales estatales.
Como sabemos, la discapacidad está dada en función de las barreras que presenta el entorno al interactuar con la condición permanente de limitación de funcionamiento de la persona, en pocas palabras: mientras menos amigable / accesible es el entorno, más difícil es la interacción para la persona y esto a su vez se traduce en una reducción de las libertades y derechos, que a estas alturas ya están bien documentados en las leyes nacionales y convenciones internacionales en la materia.
Para evitar este escenario, es necesario asumir una posición responsable y coherente, no solo desde el Estado, sino también desde la sociedad civil, para garantizar que las medidas de mitigación y reducción de las barreras tengan la mejor calidad posible y sean técnicamente sostenibles.
Gracias a la transversalidad de la discapacidad no se puede hablar de “Desarrollo Sostenible” o “Reducción de la Pobreza” sin pasar por la accesibilidad universal como una condición básica para promoverlos.
La discapacidad como realidad social cuenta con costos asociados ya sean directos (rehabilitación, etc.) o indirectos (programas sociales, impacto en el PIB) que solo pueden ser reducidos si se trabaja en la eliminación de barreras en los productos y servicios que son ofrecidos por el Estado y las empresas privadas.
Es decir, que para trabajar temas como el “Desarrollo Sostenible” es imperativo trabajar directamente los factores que aumentan la complejidad de la condición y que hacen paulatinamente más pobres a las familias que tienen dentro de su núcleo a una persona con discapacidad.
En definitiva, la falta de accesibilidad no es más que el resultado del efecto de “visión de túnel” que es a su vez, producto de “hacer las cosas como siempre se hicieron” y de una educación superior o técnica desconectada de la realidad del pueblo que está formando.
Los profesionales, las empresas, los gobiernos y la sociedad civil deben actualizar su forma de ver a la sociedad como un organismo dinámico que cambia y evoluciona y que a su vez está compuesto por un sinnúmero de componentes que son necesarios atender para garantizar su correcto funcionando.
Por último, lo que impacta a un grupo dentro del todo, tarde o temprano termina afectando al todo. De esto se trata construir una sociedad más accesible para todos y todas, por que estas alturas el problema de la falta de acceso o la discriminación por acceso, como le podríamos llamar, no es un problema de leyes o normas, es un problema de interés y falta de conocimiento.
Por Robert Almonte
*El autor es encargado de Accesibilidad Universal, Consejo Nacional de Discapacidad (CONADIS)